Qué odiosas las comparaciones

COMO resulta que el papel del Real Madrid en esta Liga se está quedando bastante secundario, como resulta que al Barça lo ve cada jornada que pasa más lejos y que hasta la matrícula blaugrana hay veces que se le hace casi indescifrable, ahora se ha propuesto la babosa hagiografía madridista cambiar el rumbo de las cosas. Como con el Barça no hay posibilidad de pleitear, han dado con la piedra filosofal estableciendo que aquí no se juega a quién será campeón de Liga, sino a ver quién mete más goles, Cristiano o Messi. O sea que la guerra particular prima sobre la general, que es algo así como lo de la zorra con las uvas.

Ítem más, hay quien, seguro que para distraer a la clientela madridista de la indudable supremacía del gran rival, han empezado a denominar a Cristiano como el Di Stéfano del Siglo XXI. Y ante eso me da la risa floja, pues quien compare a ambos fenómenos es que jamás vio jugar a la Saeta Rubia, el primer hombre orquesta que calzó botas de tacos vestido de pantalón corto. ¿Cómo puede iniciado alguno comparar a ambos futbolistas? Di Stéfano era todo lo contrario, pues si Cristiano es un maravilloso concertino, la Saeta se las ingenió para tomar la batuta y crear una orquesta que fue capaz de conseguir cinco hazañas jamás igualadas.

Valdano es el autor de dicha afirmación y también dice que Cristiano es mejor que Messi. Y digo yo que qué va a decir Valdano, ¿acaso puede ser objetiva la opinión del director general del equipo que le paga a Cristiano? El portugués es un grandísimo futbolista, una fuerza de la naturaleza desatada que basa su fútbol en un físico incomparable. Lo de Messi es otra cosa, es como si hubiese salido del vientre de su madre con el balón cosido a su pie izquierdo, como si la pelota fuese un apéndice natural. Conque inventen otra competición para consolarse de lo lejos que está la Liga y, por favor, no osen comparar al luso con Alfredo di Stéfano, que no cuela.