La aldaba
Carlos Navarro Antolín
La lección de Manu Sánchez
Cosas que pasan
Casi diez años han pasado -en 2011 se cumplirá la década-, desde que, Rosa López -y el resto de concursantes de la primera edición de Operación Triunfo-, aparecieran en nuestras vidas. Diez años de lucha durante los que, la mayoría de cantantes de esa "promoción", han logrado, gracias a su esfuerzo, talento y tesón, permanecer en activo por delante de otros que, posteriormente, han ido llegando. Al fin y al cabo, ya lo dice el refrán, "quien pega primero, pega dos veces".
En el caso de la mencionada granadina, aún en búsqueda de su estilo musical, lo cierto es que ella, poco a poco, ha ido investigando dentro de unos registros que, por su amplitud, pueden enfrentarse casi a cualquier partitura. Y así, nuestra "Rosa de España", acaba de participar -interpretando, por vez primera, unas sevillanas- en ese nuevo trabajo con el que, los Cantores de Híspalis, celebran su 35 aniversario en la profesión (y gracias al que, invitada para la presentación en directo de dicho álbum, acaba de visitar, esta misma semana, la capital hispalense).
A punto de cumplir los 30, la que también nos representara en Eurovisión, disfruta de un momento sereno, profesional y personal, que reflejará a través de una nueva gira que, el próximo sábado, comenzará, precisamente, en el sevillano Casino del Aljarafe. Una buena oportunidad para disfrutar de la, ahora, rubia cantante para quien la familia es su principal apoyo. De hecho, se me lamentaba de que, por las cuestiones laborales que tanto tiempo le ocupan, esta Navidad no podrá llegar a la casa materna antes del día 24 y que, por esa razón, se perderá los preparativos de la cena de Nochebuena en los que tanto le gusta participar.
Sin perder esa esencia sencilla que tanto la caracteriza, Rosa -la cual, de momento, tiene su corazón libre-, ha aprendido en el camino que, ante todo, lo que más merece la pena es ser fiel a uno mismo. Una filosofía que debiéramos tener en cuenta en una sociedad más de suavizados reflejos que de contundentes realidades. Mal asunto.
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