¡Oh, Fabio!
Luis Sánchez-Moliní
Maneras de vivir la Navidad
Por montera
HAY algo inquietante en el caso de María José Carrascosa. La abogada valenciana lleva más de tres años encarcelada en una prisión norteamericana por secuestro y desacato a la ley estadounidense. El juez que le ha tocado no es el más dulce del oficio, pero aun así dejó una puerta hacia la libertad de la española. El pacto consiste en que María José permita que su ex marido pueda ver a su hija. Carrascosa se niega en rotundo, por lo que está dispuesta a pasar catorce años de cárcel como si fuera una asesina. Ella no cede, y eso es lo que no se consigue entender.
Descubrimos, por sus propias palabras, que está en contra de su propia familia, la cual se ha gastado ya dos millones de euros en tratar de sacarla de la cárcel: sus padres, quienes crían además a su hija y que han vendido parte de su patrimonio, y Victoria, su hermana, que ha concedido entrevistas en televisión a cambio de doce mil euros que luego, según ella asegura, han sido invertidos en billetes de avión para visitar a su hermana y en gastos para manifestaciones. Sobre Marcos García-Montes, el abogado que representa a la hija de María José, dice no haber cobrado aún nada a la familia, por lo que las acusaciones vertidas por María José contra su hermana, a quien acusa de engañar a sus padres y lucrarse con su historia, chocan.
Hay hechos, siempre contados por Victoria Carrascosa, que nos hacen dudar. Es extraño que el abogado americano de María José no mantenga relación alguna con la familia en España ni con el abogado español. El propio ministro de Exteriores, Miguel Ángel Moratinos, ha llegado a decir que si María José no cede en nada, la ayuda que pueda ofrecerle el Gobierno español es casi nula. Si Moratinos ha sacado del corredor de la muerte a españoles que cumplían condena en cárceles extranjeras, menos complicado pareciera sacar a María José por desacato a la ley americana. Y por último, María José insulta públicamente a su familia, que está dedicada, casi íntegramente, a luchar por su libertad hasta pedirle al Rey que implique a Obama para que libere a su hermana.
Cuesta pensarlo, pero, según todos estos indicios, parece que es simplemente la cabezonería de María José Carrascosa lo que la mantiene en prisión. Si no hubiese recurrido la sentencia dictada la pasada Navidad, el Gobierno hubiera tenido maniobra para empezar a gestionar su liberación o cumplimiento de condena en España. El caso es extraño y parece que, en vez de buscar un fondo oscuro en los entramados de su historia, pareciera que la realidad está en la capa más visible de la misma. María José es capaz de pasarse catorce años de cárcel para demostrar su inocencia y demostrar que su ex esposo la quiso matar.
Mientras tanto, ella pierde vida, libertad y, peor, quien pierde realmente es su hija, que ya grita por las noches : "Mami, mami". ¿Por qué María José no cede si todo lo está haciendo por su hija?
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