El pacto educativo, posible y necesario

Editorial

19 de enero 2010 - 01:00

EL presidente del Partido Popular, Mariano Rajoy, presentó ayer en Toledo el documento-programa de su partido sobre educación, que contiene un plan de reforma del sistema educativo para los próximos diez años. No parece lo más oportuno y correcto que en un momento en que, por fin, se desarrollan negociaciones entre el Gobierno y el principal partido de la oposición para alcanzar un pacto por la enseñanza -y que se avanza esperanzadamente hacia el objetivo pretendido- una de las partes negociadoras lance a la opinión pública su propio programa que, lógicamente, no coincide con el de la otra parte y habrá de sufrir modificaciones si se quiere de verdad pactar. Debemos descartar, en todo caso, que la finalidad de esta aprobación de un documento partidista vaya encaminada a boicotear el posible acuerdo, ya que PSOE y PP comparten la voluntad de firmar el pacto por la educación que la sociedad necesita y las carencias del sistema vigente exigen a corto y medio plazo. Dicho esto, lo que se conoce del programa anunciado ayer por el Partido Popular mueve al optimismo. Caracterizado por la sensatez, el plan del PP desactiva la radical oposición de este partido a la asignatura de Educación para la Ciudadanía, al aceptarla como transversal en Primaria y referida en exclusiva a la difusión de los valores constitucionales en Secundaria, y contempla la ampliación del Bachillerato un curso más (comenzaría a los 15 años, con opciones para la Formación Profesional desde esa edad) y la reducción a dos del número de asignaturas suspendidas con el que puede pasarse al curso superior. Creemos que, en esta tesitura, existe suficiente campo de coincidencias como para esperar que los dos grandes partidos sean capaces de pactar las reformas que el sistema educativo precisa. La necesidad de combatir el fracaso escolar, las altas tasas de abandono, los conflictos de indisciplina en la comunidad escolar y la escasa preparación con que los estudiantes llegan a la universidad o al mercado laboral exigen una respuesta de la política que no puede demorarse mucho tiempo si no queremos que el daño de la actual situación se convierta en endémico.

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