Un arranque para dar y pegar

ARRANCABA en la noche de ayer una nueva Champions con su glamour habitual y hoy lo hace en Sevilla con un partido que debe servir para que el Sevilla empiece a oficializar su presencia en octavos de final. No debe ser el desconocido Unirea Urziceni un obstáculo en la trayectoria sevillista por mucho que se venda la especie de lo de la piel del oso o aquello de que Dios me libre de las aguas mansas que de las bravas me libro yo. El Sevilla, este Sevilla, es el Sevilla, este Sevilla, ergo no puede considerarse a estos rumanos que adiestra Dan Petrescu un enemigo de consideración para un equipo con la pegada del sevillista.

Con el poder balsámico que aportó el paso del Zaragoza por el coliseo de Dato en cuanto a las relaciones entre grada y banquillo, lo de esta noche debe considerarse una prueba asequible. Ya se propaló en su día que el sorteo podía habérsele atribuido a Del Nido y llegada la hora de la verdad, no hay por qué ver dificultades inexistentes. Por supuesto que en fútbol el más tonto hace un reloj que, además, hasta anda, pero ¿no hubiera firmado el Sevilla un grupo como este G que le deparó el sorteo monegasco? Lo cierto es que quien da primero da más veces y el Sevilla tiene esta noche la posibilidad fundada de iniciar con triunfo esta hermosa aventura de Champions.

La cruz de la moneda es que la coincidencia en día y hora con el Barcelona, el protagonismo del Sevilla-Unirea queda eclipsado por lo que representan los azulgrana. Esta noche, ni más ni menos, se produce un duelo al sol de San Siro con el Inter. Vuelve Ibrahimovic a su casa anterior y se enfrenta Eto'o a un Barça que él contribuyó a engrandecer a base de goles. Es el plato fortísimo de una jornada de una Champions que arrancó anoche y que hoy tiene a Sevilla como uno de sus escenarios, el que más nos importa a nosotros, y que debe servir para cualquier cosa que no sea obstaculizar los proyectos de un Sevilla superior e indiscutible favorito. Bienvenida Champions.