Gafas de cerca
Tacho Rufino
Un juego de suma fea
La tribuna
QUIERO que mis primeras palabras sean para felicitaros y para explicaros la enorme importancia que tiene ser un buen estudiante. Estudiar es algo más que cumplir con una obligación. Estudiar es, como decía Josep Pla, un escritor catalán, no solamente leer y repetir. Estudiar es reflexionar, relacionar, integrar, detallar, aclarar, absorber, rechazar, decidir, saber lo que tiene importancia y lo que no la tiene. Es una operación enormemente compleja y al mismo tiempo naturalísima. Estudiar es hacer funcionar el espíritu. No os podéis hacer una idea de lo necesitada que está nuestra sociedad de personas que sean hábiles en esas destrezas.
José Antonio Marina es un filósofo español actual, y dice que "los hombres no nacemos libres, pero vamos a intentar que eso suceda. Los hombres no nacemos iguales, pero vamos a comportarnos como si lo fuéramos". Es verdad que no nacemos libres, pero sí con la obligación de hacer todo lo que podamos para llegar a serlo. El estudio es la mejor arma, la mejor herramienta para alcanzar la libertad. Sí. La libertad la da el conocer, el saber las propias limitaciones, el contemplar todas las alternativas, todas las ventajas y todos los inconvenientes.
El estudio es la senda que lleva a la libertad. Esto os puede chocar, sobre todo cuando pensáis en lo que hay que dejar de hacer con el fin de ponerse delante de los libros: no se sale lo que uno quiere, no se está con los amigos lo que a uno le apetece, no se chatea o se juega con la videoconsola en días, apenas si queda tiempo para ver la televisión, o para ir a divertiros con vuestra pareja. Pero ser libre no es hacer lo que a uno le da la gana, porque entonces uno se convierte en esclavo de sus ganas. Ser libre, y os cito otra vez a Marina, es tener la capacidad de dirigir la propia vida de acuerdo con un proyecto elegido. Ser libre es dirigir nuestra conducta para que se llegue a ser lo que uno ha decidido ser. Que no os despisten: la mayor y la más valiosa parte de los materiales con los que se construye el futuro, con los que tenéis que edificar vuestro proyecto, está en los libros y se administra en los centros del saber.
El estudio, el tener preparación, como se dice vulgarmente, es el camino más seguro por el que se puede llegar a disfrutar de oportunidades, a obtener un sitio importante en la vida, a llegar a una situación en la que uno no sea menos que nadie. Habéis iniciado una trayectoria que va a hacer que no os sintáis inferiores a ninguna otra persona... si no es con vuestro consentimiento. Si sabéis, si conocéis, os estáis vacunando contra el abuso, el engaño, la explotación. Si seguís como hasta ahora, podéis llegar muy lejos. Séneca era un filósofo andaluz del tiempo del Imperio Romano, y decía que "nadie se hace idea de lo que es capaz si no es intentándolo". Si aprendéis lo que los hombres más sabios han escrito a lo largo de los siglos, si conocéis lo que los más capaces han llegado a descubrir, si habéis leído lo que han transmitido aquellos que mejor han sabido expresar sus pensamientos y sus sentimientos, entonces nadie será superior a vosotros.
Hoy es el primer día del resto de vuestra vida, como recuerda un viejo refrán inglés. Estoy seguro de que para casi todo el tiempo que tenéis por delante habéis imaginado vuestro futuro, habéis soñado con realizarlo. Todos tenemos sueños y todos queremos volar muy lejos. Es un deseo general que no le falta a nadie. Pero vosotros tenéis una ventaja sobre bastantes de vuestros compañeros y compañeras. De cara a ese vuelo que es la vida, estáis haciendo algo que otros muchos no hacen, y que por no hacerlo se quedarán sin volar. Mientras algunos se quedan en imaginar viajes, vosotros estáis fabricando vuestras alas, fortaleciendo vuestros músculos, aprendiendo las rutas y localizando los lugares donde os podréis posar.
En estos tiempos no es nada fácil ser un buen estudiante. Por ello, debéis estar orgullosos de lo que hacéis y satisfechos de vuestra conducta. Pero tampoco os ensoberbezcáis demasiado. Si me permitís la comparación, ya habéis ganado varias partidas de cartas, y estoy seguro que triunfaréis en las muchas que os quedan por disputar. Sin embargo, tened presente una cosa: no os falta mérito en el juego, pero han sido vuestros padres y vuestros profesores los que os han proporcionado las cartas y buena parte del modo de jugarlas. Agradecédselo y obrad de la misma manera con la que han actuado con vosotros cuando, con el paso del tiempo y de una u otra forma, seáis también padres y profesores.
Nada más. A seguir así, y que tengáis un feliz curso.
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