La aldaba
Carlos Navarro Antolín
¿Que yo pago la luz en dólares?
Salud sin fronteras
HACE unos días, en esos típicos balances que para cualquier asunto se hacen al acabar un año, conocimos que en 2015 unos 3.000 médicos han salido de España y por tanto, han pedido este año el certificado que deben emitir los colegios profesionales para que se les reconozca el título en el extranjero. Desde 2011 han salido de España unos 13500 médicos para encontrar trabajo en otros países de nuestro entorno. Este éxodo de profesionales jóvenes como consecuencia de la crisis económica es una de las expresiones más dolorosas de este periodo de nuestra reciente historia y ha afectado (y afecta aún) a miles y miles de jóvenes de todo tipo de formación. Es, sin duda, un desastre de consecuencias incalculables.
En el ámbito de la medicina, la salida de tantos miles de médicos es una sangría de jóvenes talentos que han sido formados con recursos de la sociedad; y si no se dan las condiciones para su regreso, este éxodo va a suponer la pérdida de una fuerza de trabajo de enorme trascendencia e importancia.
Es grave que los recortes presupuestarios y la falta de planificación de necesidades por parte del ministerio de sanidad haya dado como resultado está salida masiva de jóvenes médicos.
Desgraciadamente en España no hay un planteamiento oficial por parte del ministerio de sanidad que nos haga saber cuál es la previsión de necesidades de profesionales de la medicina (ni del resto de profesiones sanitarias), para hacer las necesarias previsiones de la mano de la universidad española.
Si existiera esa previsión, además de asegurar la continua revisión y actualización de las plantillas de los centros sanitarios, se podría asegurar que no dedicásemos más recursos de los necesarios a formar profesionales que no tuvieran salida en la sanidad española entendida ésta tanto en lo que se refiere al sector público como al privado.
Las consecuencias de esta absoluta falta de previsión y de apoyo a la sanidad no se traducen solamente en esta emigración vergonzosa, sino que se pierde un capital humano imprescindible para la modernización de nuestro sistema sanitario.
En un par de meses se va a celebrar el congreso nacional de estudiantes de medicina que entre otras cuestiones abordarán aspectos relativos a la salida profesional de los actuales estudiantes de medicina.
La necesidad de hacer planificación de los recursos humanos necesarios en el sistema sanitario y la articulación de medidas que permitan el regreso de quienes se han visto obligados a salir, son asuntos de extraordinaria importancia que requieren un esfuerzo colectivo y deben suponer una prioridad para el nuevo gobierno en la próxima legislatura.
Es un asunto que nos compete a todos porque también los pacientes y la ciudadanía están concernidos por este asunto.
Reparar el grave error que ha supuesto recortar en cuestiones esenciales como son la organización y el adecuado funcionamiento de la sanidad es algo imprescindible y urgente. Sin rectificaciones de esta naturaleza, la recuperación económica no será útil para la sociedad en general, aunque lo sea para unos pocos.
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