José Joaquín / León

Una autovía imprescindible

Las dos orillas

15 de abril 2014 - 01:00

E NTRE los amagos susanistas y las llaves de los okupas, ha pasado desapercibido que el Parlamento de Andalucía aprobó el pasado jueves una proposición no de ley para pedir al Gobierno central el rescate de la autopista AP-4 Sevilla-Cádiz. Esta operación tendría un coste para las arcas públicas de 250 millones de euros, por lo que no será tenida en cuenta. Fue votada a favor por PSOE e IU (que no suspendieron el pacto para eso) y se opuso el PP, debido a que la ministra de Fomento, Ana Pastor, es partidaria de no prorrogar la concesión en 2019, cuando la autopista AP-4 se rescataría gratis. Éste es un asunto donde hay mucha demagogia y donde se frena lo mejor.

Lo mejor es olvidarse del peaje de la autopista y terminar de una vez la autovía gratis de la A-4 entre Sevilla y Cádiz, de modo que existan una autopista de peaje y un autovía, como en la Costa del Sol malagueña, sin ir más lejos. Entre los proyectos que la crisis se llevó y están paralizados, se encuentra el desdoble de la N-IV. No sólo ha quedado en el olvido, sino que podría ser descartado si se lleva a cabo el rescate de la autopista AP-4.

Por la N-IV circulan diariamente una media de 40.000 vehículos. En lo que llevamos de siglo XXI han muerto 90 personas en esa carretera. El último accidente mortal ocurrió el pasado 10 de marzo, cerca de Dos Hermanas. Estos datos deberían bastar para que se reanuden las obras de una infraestructura que es necesaria para ambas provincias. Y no sólo por el riesgo existente, sino porque las sinergias y capacidades logísticas serían mucho mayores.

Pero la eliminación del peaje no es la solución. Trasladaría a la autopista gran parte de esos 40.000 vehículos, lo que equivaldría a saturarla y colapsarla durante muchos días del año, sobre todo en verano. Por lo demás, el mantenimiento de la autopista es costoso y dificultoso. Ahora está a cargo de la concesionaria, pero si se lleva a cabo el rescate, su mantenimiento (con el gasto correspondiente) pasaría al Estado. Y el deterioro sería mayor que ahora, al registrar un aumento de tráfico.

Sorprende muchísimo que no se ponga suficiente interés reivindicativo en esta autovía imprescindible, por ejemplo si lo comparamos con el dragado del río Guadalquivir, que es más costoso y complejo. Porque si se consigue aligerar, abaratar y mejorar el transporte por carretera, las dos provincias (y el resto de Andalucía, indirectamente) saldrán beneficiadas.

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