Luis Carlos Peris

Sobre el Sevilla del día después

Desde mi córner

TODOS los santos tienen novena y como del tema han escrito hasta ilustres espontáneos y los periódicos venían que más parecían monográficos he querido dejar pasar unos días hasta meterme en ese charco. Se mire como se mire, la caída de José María del Nido no por esperada ha sido menos clamorosa. Que iba a confirmarse la condena por el Supremo era algo que se esperaba por todos y me imagino que hasta incluso por él.

José María, como se ha dicho por activa y por pasiva, se fue a Marbella con la intención, archipregonada por él mismo y recordada estos días, de muscularse económicamente para poder alcanzar su ilusión de niño, que era presidir el Sevilla Fútbol Club, entonces Club de Fútbol. Y lo logró como se conseguían las cosas en aquel tiempo, por una vía tan fácil como poco recomendable. Luego llegó esa crisis que nos convirtió a todos en vigilantes del prójimo y el golpe se jodió.

Y ahora, ¿qué será del Sevilla? Pues me imagino que algo sí que va a notarse la ausencia del racial abogado. Aunque no se desligue, la distancia sí que existirá y la forma en que él hace rendir al entorno puede ser menos eficaz. Ahora bien, si definitivamente da José María Cruz el paso adelante, no creo que el club vaya a resentirse de forma considerable. Sobre todo, la organización interna seguiría igual y el Sevilla no se resentiría por el encarcelamiento de su líder indiscutible.

En lo deportivo sí tengo dudas, pues José María, en los días claves, que son muchos al cabo de la temporada, es único a la hora de agitar conciencias y de motivar a la tropa. Cómo se acogía su entrada en el vestuario, de qué forma les hablaba a los futbolistas y todos esos detalles tan importantes en fútbol pueden echarse de menos. Entonces... Pues entonces me imagino a un Sevilla igual en cuanto a organización, pero con menos pimienta en el guiso. No sé, creo, aventuro...

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