
La aldaba
Carlos Navarro Antolín
Héroes contra las pintadas en Sevilla
Las dos orillas
ASÍ como volverán las oscuras golondrinas de Bécquer, volvieron los atascos de tráfico a Sevilla, aunque fuera por un día perfecto. Dicen que la culpa fue del dragado (no del Gran Dragado, claro)que obligó a cerrar el puente de las Delicias en hora puntera. Peor que en la Feria, vamos. Durante tres horas del miércoles, al menos, desde las 19:00 a las 22:00, Sevilla estuvo bloqueada. ¿No habíamos quedado en que ésta era la ciudad de las bicicletas? Esa tarde la gente se comportaba como si fuera el Día Mundial del Coche. En en el atasco había hasta coches de caballos, ya puestos. Y tantos policías locales juntos como hacía tiempo que no se veían en Sevilla. Y para nada, que fue lo peor. No tenía remedio.
Por Los Remedios, precisamente, y por la Palmera, por eso que ahora se llama avenida de las Razas, por las rondas, por las salidas de Sevilla, sobre todo por el sur, y por el puente casi siempre denso del V Centenario no había quien se moviera. Heliópolis estaba como si jugara el Betis las semifinales de la Liga de Campeones, Todo así. Un desastre. Y algunos en el atasco comentaban que si hubiera un Metro en condiciones, no pasaría esto. Y si no hubiera que dragar para que entre un crucero tampoco pasaría, se podría añadir.
En la tarde noche del gran colapso de tráfico, quedó claro que el coche particular sigue siendo el principal medio de transporte en Sevilla. Hay cierto sector de sevillanos que no pueden o no quieren pedalear, o resulta que viven a demasiados kilómetros de distancia y no quieren competir con Purito Rodríguez ni con Alejandro Valverde, ni con Alberto Contador. Lo suyo es como más sosegado.
Sevilla no tiene una red circular de Cercanías, por lo que sólo está bien conectada con algunas poblaciones. Sevilla no tiene un Metro que interconecte los cuatro puntos cardinales de la ciudad, de Norte a Sur y de Este a Oeste. Sevilla no tiene lo que debe tener cualquier ciudad europea con más de medio millón de habitantes y un entorno metropolitano que supera el millón de criaturitas. Sevilla, en el transporte, es como una sencilla capital de provincia, con la excepción de un carril-bici que nos envidian en Madrid.
Por eso, sorprende que, a la hora de pedir inversiones no se empiece por lo principal, que debe ser el Metro. La paralización de las obras condena a Sevilla al subdesarrollo durante muchos años. Y a los grandes atascos, de vez en cuando.
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