José Joaquín / León /

Aquella Sevilla olímpica

Las dos orillas

15 de septiembre 2013 - 01:00

VISTO lo que se vio en Buenos Aires, se ha comprobado que aquella candidatura olímpica de Sevilla tampoco era tan disparatada. No menos que la de Madrid. A la candidatura de la capital de España le ha ocurrido justo lo mismo que a la de Sevilla, pero con dos diferencias importantes: que en Madrid rentabilizaron su proyecto y en Sevilla no; y que a Sevilla la ridiculizaron y a Madrid no. Aunque el resultado a la vista está. Ahora, cuando Ana Botella dice que no vale la pena seguir, a Zoido no se le exigirá que recupere el proyecto olímpico sevillano para 2024. Pero sí conviene recordar que Sevilla fue víctima de un agravio.

En sus orígenes, el proyecto olímpico sevillano fue visto como una majaronada de Alejandro Rojas-Marcos, cuando era alcalde, en el que se embarcó Enrique Moreno de la Cova, y el invento llegó hasta Samaranch el Bueno (o sea, el padre), que pese a la cercanía de Barcelona 92, no lo veía con malos ojos. Mejor lo vieron otros, como Thomas Bach, ese hombre con apellido de músico que ha sido elegido nuevo presidente del COI. Bach vino a Sevilla para calificar la sede y pasar unos días de asueto, a cuerpo de rey, en el Hotel Alfonso XIII, con mariscadas de las que ya no se ven. Sevilla ya competía entonces con Estambul, por ejemplo, pero fue para nada. Y apareció Madrid, que le vio la punta al caramelo olímpico. La candidatura de Sevilla fue desprestigiada (no sólo por la prensa madrileña, también aquí, donde se decía que era mejor gastar ese dinero en los barrios, y todo se fue al garete). Madrid ya había conseguido lo que quería.

Y lo que ha tenido la capital de España, en estos años, ha sido una lluvia de millones, con la excusa olímpica. Eso es lo que ha ganado Madrid y no pudo conseguir Sevilla. Dinero público para ampliar las líneas del Metro, construir la T4 de Barajas, reformar la M-30, conectarse por AVE con media España o tener un cochambroso estadio olímpico llamado La Peineta, al que se va a mudar el Atlético de Madrid, en 2016, mientras que aquí nadie ha sido capaz de conseguir que el Betis o el Sevilla, o los dos, se trasladaran a la Cartuja.

A Sevilla se la dieron mortal con su proyecto olímpico; por el contrario, a Madrid nadie le quitará lo bailao con las inversiones. Y ésa es una gran diferencia, y eso ha sucedido gracias a un cobazo que le dieron a Sevilla, diciendo que su proyecto era malo y el otro parecía el no va más olímpico de unos fenómenos. Ya se ha visto.

stats