¡Oh, Fabio!
Luis Sánchez-Moliní
Capitanía y los “contenedores culturales”
La ciudad y los días
LE empezamos a oír en la primera mitad de los 70, doblando al Sherlock Holmes cuya vida privada nos desveló Billy Wilder (1971) o al Donald Sutherland de MASH (1972). Pero eran asociaciones ocasionales que no dejaban huella en la memoria. Para que su voz sea reconocida un gran actor de doblaje precisa asociarse a un rostro. Por eso empezamos a reconocerlo gracias al matrimonio estable -41 años y 33 películas- entre su voz y el rostro de Clint Eastwood, desde Los violentos de Kelly, en 1971, hasta Golpe de efecto, en 2012, su último doblaje.
Dos años después de convertirse en la voz de Eastwood fue la de Roger Moore en su debut como 007 (Vive y deja morir, 1973), siéndole fiel hasta 1997. Era tan grande que su poderosa voz logró dar cierta expresividad al imperturbable actor. En 1977 llegó La guerra de las galaxias; y con ella su doblaje de Darth Vader que le conduciría hasta el famoso "soy tu padre" que se sumaría como frase legendaria al "alégrame el día" de Eastwood/Harry o al "sayonara, baby" de Schwarzenegger/Terminator. Tres años más tarde su anónima popularidad aumentó cuando fue la voz del Capitán Kirk en las cinco entregas de Star Treck (1980-1990). Si a ellas se añaden las voces de Terminator en las tres entregas de la serie (1985-2003) o la de Mufasa en El rey león se tiene una idea de la popularidad de su espectacular voz grave.
Superando el injusto anonimato representó el triunfo de los actores de doblaje al ser uno de los pocos que se hizo popular cara al público a través del teatro, la publicidad y la televisión. Pero su fama más perdurable, paradójicamente, la deberá a la invisibilidad de su genio como doblador. Un genio que nos hace dudar -como sucede con los doblajes de James Stewart por Fernando Ulloa y Jesús Puente, el de Heston por Rafael Navarro, el de Lemmon por Joaquín Díaz o los de Gable y Wayne por Rafael Luis Calvo- si ver las películas en versión original o enriquecidas por su voz.
Esta duda es el mejor homenaje a Constantino Romero, que nos dejó ayer. Demasiado pronto. Su voz nos dijo uno de los más bellos parlamentos de la historia del cine, el del androide de Blade Runner, que hoy suena más triste que nunca: "He visto cosas que vosotros no creeríais... He visto atacar naves en llamas más allá de Orión, he visto rayos C brillar en la oscuridad cerca de la puerta Tannhäuser. Todos esos momentos se perderán en el tiempo como lágrimas en la lluvia. Es hora de morir".
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