¡Oh, Fabio!
Luis Sánchez-Moliní
Esplendor del Palacio Real
Encuentros
El Pabellón de la Navegación acogió de nuevo la Cena de Gala de Sus Majestades los Reyes Magos, a la que asistieron más de 500 invitados, muchos de los cuales han sido integrantes del cortejo en cabalgatas anteriores. Durante la cena, los hermanos Juan José, Alejandro y Manuel Marmolejo hicieron entrega a cada uno de los reyes de un relicario de plata con un rey y caramelos, tradición que instauró su padre, el orfebre Fernando Marmolejo. Posteriormente, el presidente del Ateneo, Alberto Máximo Pérez Calero y Carlos Bourrellier, vicepresidente de la Hermandad de los Reyes Magos, hicieron entrega de tres carrozas de plata por su colaboración durante años con la Cabalgata de Sevilla a Manuel Rodríguez Ruiz, José Algeciras Naranjo y al matrimonio formado por Francisca Cabrera y Juan Meneses.
Tras la cena, como es tradición, cada una de las majestades reales de esta edición tomó la palabra para describir esta "mágica" experiencia, inolvidable para los tres.
El pediatra Alfonso Carmona (Melchor), aseguró haber "sentido" a Sevilla de una forma única, y señaló que lo que más le ha llenado y sorprendido es ver ilusión no sólo en los ojos de los niños, sino en los de muchos adultos.
José Luis Escañuela, que encarnó al Rey Gaspar, destacó la doble vertiente de la Cabalgata celebrada el sábado. Por un lado, la llena de vida, reflejada en las calles de Sevilla, y por otro, la que recorrió el Hospital Virgen Macarena. "He descubierto", señaló, "una Sevilla que celebra la vida, que cree en el hombre y le ofrece una segunda oportunidad para la generosidad, la humanidad y los sentimientos".
Por último, Eduardo Dávila recordó que su abuelo, el ganadero Eduardo Miura, llevó en 1972 la misma corona de Rey Baltasar que el torero ha lucido, restaurada, en la Cabalgata de este año. "Me he sentido envidiado", confesó. "Cuando me pregunten qué se siente siendo Rey Mago en Sevilla, diré : Señores, hay que vivirlo".
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