Amparo Rubiales

Igualdad en Presidencia

la tribuna

12 de mayo 2012 - 01:00

SE ha estado especulando con que en la estructura orgánica del nuevo Gobierno andaluz ha salido malparada la Igualdad, y que el presidente Griñán, feminista convencido, no la ha defendido suficientemente, al haber suprimido la Consejería de Igualdad y Bienestar Social, pasando éste a la Consejería de Salud, donde debía estar, según dicen los expertos y ocurre en la mayoría de los gobiernos.

El que Igualdad forme parte de la Consejería de Presidencia, que se encarga de la coordinación del Gobierno y es la responsable de la acción transversal del mismo, es un acierto y algo que las mujeres hemos reclamado desde que empezó la democracia; así se recomendó, por otra parte, ya en la Conferencia Mundial de Pekín en 1995, por la sencilla razón de que las mujeres no somos ningún colectivo social marginado, sino la mitad de la humanidad, con problemas derivados de una organización social que durante siglos nos relego a un papel subordinado, carentes de derechos, sólo por el hecho de haber nacido mujeres. El discurso de la igualdad tiene que ser un discurso transversal, que afecte a toda la acción política y, por tanto, hay que buscar el instrumento organizativo más adecuado para hacerla posible.

El principio de igualdad, reconocido constitucionalmente, es un principio de no discriminación; ésta es la premisa de todos los derechos, de ahí el mandato constitucional que obliga a los poderes públicos a "promover las condiciones y remover los obstáculos para que la igualdad del individuo y de los grupos en que se integran sean reales y efectivas", y es razonable pensar que esto se cumple mejor, o con la existencia de un departamento propio o desde otro transversal, porque así toda la acción del Gobierno está encaminada a este objetivo; todas las personas expertas en igualdad así lo han expresado; otra cosa es que se haya tardado tanto en conseguirse, pero es que todo lo que tiene que ver con la igualdad de género cuesta mucho, porque no termina de entenderse.

En ninguna comunidad autónoma ha existido nunca una Consejería sólo de Igualdad, en algunas está con Familia, en una confusión absurda, porque vinculan a ésta sólo con las mujeres, sin comprender que para los hombres es igualmente importante. En el Gobierno de España en una sola ocasión ha existido un Ministerio de Igualdad, en el último Gobierno de Zapatero, y apenas duró un par de años; las críticas de las que fue objeto su propia creación, así como la titular del mismo, llenan páginas y páginas en las hemerotecas; quienes criticamos su supresión, lo hicimos porque pensamos que una vez que se hizo el esfuerzo de crearlo, había que haberlo mantenido; tampoco nos gustó su ulterior adscripción al Ministerio de Sanidad y Servicios Sociales, aunque se mantuviera como Secretaría de Estado, algo que en el Gobierno de Rajoy también se ha perdido, y seguimos estando en el Ministerio de Sanidad, con menos rango, desparecidas las políticas de igualdad, arrolladas también por la crisis.

En Andalucía, el primer Gobierno autonómico salido de las urnas se constituye en junio de 1982, siendo la que esto escribe consejera de Presidencia; al año siguiente se creó la Comisión Interdepartamental de la Mujer de Andalucía, dependiente precisamente de esta Consejería, porque estimé, y conmigo todo el Gobierno, que los problemas de la mujer eran de carácter horizontal -la palabra transversal entonces no se usaba-, y no específico de una u otra Consejería; desde entonces hasta hoy han ocurrido muchas cosas: la más importante, sin duda, la creación del Instituto de la Mujer en 1989 y su adscripción también a la Consejería de Presidencia; más tarde pasó a Servicios Sociales; algunas protestamos por este cambio; luego volvió de nuevo a Presidencia, y más tarde se creó Igualdad y Bienestar Social; hoy vuelve a sus origines, pero denominándose, por vez primera, Presidencia e Igualdad; es normal, por otra parte, que ocurran estas cosas; las estructuras orgánicas de los gobiernos son cambiantes según los momentos y las circunstancias, porque son un instrumento al servicio de lo único importante que es la política que el Gobierno quiere realizar, de ahí que, en estos momentos de dura crisis económica, que está produciendo tanto dolor en tanta gente, y que están padeciendo, como siempre, doblemente, el conjunto de las mujeres (hay muchos indicadores que así lo evidencian), sea un acierto.

Lo importante es subrayar que en el Acuerdo programático del Gobierno de coalición PSOE-IU se dedica un extenso apartado a las políticas de igualdad, situándolas en un lugar preferente; esto es lo que cuenta y para poder cumplirlo hacía falta un instrumento potente y transversal de toda la acción del Gobierno; así se ha hecho.

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