La aldaba
Carlos Navarro Antolín
Los calentitos son economía productiva en Sevilla
LAS EMPINADAS CUESTAS
EL informe de la RAE sobre el lenguaje sexista no es inocente; que aparezca en estos momentos de retroceso en los derechos lo hace peligroso, porque el lenguaje es el símbolo más importante de comunicación social. Las pasiones que su publicación ha levantado demuestran que se trata de algo nuestro, no de los académicos; éstos sólo son los notarios de lo que la sociedad habla. Dice Javier Marías, por otra parte contrario al lenguaje no sexista, que "el lenguaje es lo único que tenemos todos, lo que tiene cada uno para seguir hablando, para comunicarse, expresarse. El lenguaje es lo más democrático que existe". Estuvo en contra de la edición de la Ortografía que hizo la RAE el año pasado, y muchas/os estamos ahora en contra de este informe excluyente.
No es sencillo hacer un uso no sexista del lenguaje, pero hay que insistir. Hemos avanzado mucho, pero hay que seguir evolucionando para irlo adaptando a las nuevas situaciones profesionales y vitales de las mujeres, sin que nos perdonen la vida. La RAE es una institución secular, muy masculina, que conviene no sacralizar.
En el informe reprochan que las instituciones que han hecho las guías para un uso no sexista del lenguaje no los hayan consultado, como si fueran los únicos que saben de lenguaje. Y no es que no les reconozcamos su prestigio, que lo tienen, pero no todos sus miembros son lingüistas, y no siempre los expertos aciertan en sus diagnósticos ni saben cómo resolver los problemas de la gente. La historia está llena, desgraciadamente, de errores de expertos; hoy los padecemos con saña. Los de la RAE tienen autoridad reconocida y una importante tradición, pero deben tener más mesura y darse cuenta de que casi siempre han ido a remolque de los cambios sociales. No queremos que nos ridiculicen con ejemplos absurdos; podían y debían reflexionar seriamente para facilitar un lenguaje incluyente.
Por ejemplo, la denominación de los colegios profesionales es "de Abogados, Arquitectos, Médicos, Ingenieros" porque antes no había mujeres que ejercieran estas profesiones; el de las Enfermeras/os se llama "de la Enfermería". Cuando los hombres ocupan una profesión femenina se masculiniza el nombre: modisto, matrón, auxiliar de vuelo… cuando es al revés el masculino "nos engloba". A estas cosas hay que dar respuesta. Los paternalismos suelen ser bienintencionados, pero no resuelven problemas. El lenguaje lo vamos a hacer nosotras y les aseguro que, más pronto que tarde, se dirá miembra como se dice jueza, fiscala, alcaldesa, presidenta, médica y tantas palabras que hemos ido feminizando al mismo tiempo que ganábamos la profesión y una vida propia.
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