La esquina
José Aguilar
Un fiscal bajo sospecha
La ventana
DESDE mañana, día de urnas, y así durante trece fines de semana consecutivos, carreras de caballos en Dos Hermanas, en el faraónico hipódromo que levantó Quico Toscano y que lleva el nombre del hijo prematuramente muerto de Fernando Piñar. En verdad, todos los hijos mueren de forma prematura, que ya se sabe que sólo en tiempos de guerra medio se comprende que los padres entierren a sus hijos. Bueno, que desde esa mañana de penúltimo domingo de noviembre, el turf reaparece aquí como reclamo de sus numerosos aficionados y de los aún más numerosos padres de familia que pueden echar la mañana con su prole en ese macrohipódromo. Y no es que uno cabalgue a lomos de la nostalgia, pero sí que se echan de menos aquellas mañanitas intimistas en que todos nos conocíamos de Pineda. Claro que los tiempos son los que son y Pineda se quedó sólo para su gente, qué se le va a hacer.
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