Jardiel sigue imposible, gracias
Enrique Jardiel Poncela. Dirección y escenografía: Juan Carlos Pérez de la Fuente. Vestuario: Javier Artiñano. Reparto: Chete Lera, Soledad Mallol, Jacobo Dicenta, Carolina Lapausa, Luis Perezagua, Zorión Eguileor, Carmen Arévalo, Daniel Huarte, Paco Blázquez, Samuel Señas, Ana Del Arco, Laura Cabrera. Lugar: Teatro Lope de Vega. Fecha: viernes 4 de febrero. Aforo: Lleno.
Tengo que volver al Lope a ver este maravilloso pastiche que Jardiel escribiera allá por el año 34 por varios motivos. El primero es porque la obra es divertida, es en verso, advierto, un verso ligero como el de La venganza de don Mendo -Jardiel era un rimador de altura- y tan fino que es inevitable que alguna gracia o doble sentido se escape. Tengo que volver porque Jardiel es teatro teatro, o sea, un hombre con una preocupación por el género y que -como en este caso- dinamita las formas antiguas para hacer algo nuevo; él es la nueva ola, con Neville, con Gómez de la Serna, con Mihura y con el Lorca que más fabula, claro, y con otros que creen en lo imposible y en el choque continuo que lo inverosímil y lo real mantienen. Angelina en este caso es un Don Juan inverosímil, un Zorrilla hecho carne picada en la hélice de un aeroplano, o de la vanguardia. Tengo que volver, y esta sola es la razón más importante, porque quiero volver a ver a los doce actorazos que levantan este texto y que merecen que les hagan la ola porque dicen bien el verso, con gracia y sentido, son inteligentes y aportan la mímica justa hasta que hay que desmelenarse, porque con Jardiel -que a veces es un niño- hay que desmelenarse también. Dicenta y Lera (que hacen de donjuán y brigadier) están gigantes y el resto integrados y pedaleando al tiempo.
La adaptación que ha dirigido Pérez de la Fuente es un bonito tributo a Jardiel, todas sus trampas y sus decisiones están a tono. Y por eso y más cosas y porque, como dijo aquel, el tema de toda comedia es la felicidad y no la burla, tengo que volver al Lope.
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