Alhambra Monkey Week
La cultura silenciada
Diccionario de literatura para esnobs. Fabrice Gaignault. Editorial Impedimenta. Madrid, 2011. 256 páginas. 25,95 euros.
Son los it-things, que dicen las revistas de tendencias, del cogollo literario. Lo más. Los alguien. Los algo. Los nombres dignos de aparecer en una vara de medir que desprecia firmas como Camus, Hemingway o Jack Kerouac. Lo primero que hace, en efecto, el Diccionario de Literatura para Esnobs de Fabrice Gaignault -traducido ahora por Impedimenta- es elaborar una lista con los diez títulos más odiados por los 'auténticos' entendidos literarios, estando entre ellos libros tan celebrados como El amante, El principito o La náusea.
El espíritu es el mismo que el de un coleccionista de sellos -cuanto más raro, más valioso-. Así, El Diccionario de Literatura para Esnobs -magníficamente ilustrado por 35 obras de Sara Morante- no cita a ninguna de las Brontë pero sí al calavera de su hermano, Patrick -creador, junto a Charlotte, de los reinos de Angria y Gondal e inspirador del Heathcliff de Cumbres Borrascosas-. Winston Churchill no tiene el honor de ser nombrado por sus memorias, sino como posible autor de una incestuosa novela anónima. No están Sartre y Beauvoir, pero sí Violette Leduc. De las inigualables hermanas Mitford -y mira que las había, porque eran seis, dos serias fascistas, una comunista y una reconocida novelista-, el Diccionario cita a la menos conocida de todas ellas, Deborah, autora de una serie de tratados de jardinería. A Marguerite Duras, atragantada por omnipresente, la describen como una "hacendada famosa por haberle alquilado durante varios años una casa al escritor Enrique Vila-Matas". Y en la edición francesa, de hecho, aparecía también el escritor español, que terminó cayendo de la selección porque se hizo "demasiado famoso".
"Este Diccionario es un libro concebido para mitómanos de la literatura, eso está clarísimo. Disfrutas mucho más si conoces los entresijos de Bloomsbury, por ejemplo, y puedes apreciar su humor ácido -comenta el director de Impedimenta, Enrique Redel-. Está específicamente hecho para gente preinteresada. Pero también sirve para acercar a los grandes de la literatura, desde la socarronería, a todo tipo de público".
No en vano, el nombre completo incluye un sustancioso "y, sobre todo, para los que no lo son", en el subtítulo. El Diccionario de Literatura para Esnobs esconde una lista de biografías inauditas, como la de Dominick Dunne -cronista de Vanity Fair que, tras arruinar su vida, se retiró a Oregon a escribir en una cabaña-; o George Sander -el fantasma de El fantasma y la señora Muir, autor de unas Memorias de un sinvergüenza profesional-; o de los favoritos de Enrique Redel, Frederick Rolfe, el barón Corvo, y Kenneth Anger, un "cineasta fascinado por Aleister Crowley que empezó haciendo películas de temática gay".
Pero la lista también incluye a autores por todos conocidos, como Ian Flemming, Proust, Lovecraft, Silvia Plath, Max Aub, los terribles Bowles o Dorothy Parker - "especie rara de inteligencia femenina estadounidense"-. Por ellos puede sentir no sólo curiosidad, sino pasión, cualquiera que se acerque a los peculiares trazos sugeridos por Gaignault -y por Morante-. Y, sea uno o no un esnob de pata negra, ¿quién no va a querer saber quiénes eran las hermanas Mitford tras acercarse a una de ellas? ¿O el tal Valery al que en secreto daba sopas con hondas Catherine Pozzi?
A la altura de sus peculiares acercamientos biográficos, el Diccionario presenta sus suculentas listas -de errores garrafales, de dignos suicidas- y sus conceptos fundamentales. Para Gaignault, El Diccionario del Diablo es un "singular libro de cabecera para todo esnob normalmente constituido". El premio del Cafe de Flore es una "carrera de obstáculos otoñal". Aparecen lugares inevitables de la geografía literata como el Chelsea Hotel, el Ritz o el Algolquin. Los cuellos altos como elemento distintivo. La fusta como elemento distintivo -en manos de Lou Andreas Salomé, en la famosa fotografía en la que azuzaba a Nietzsche y Paul Ree, o como objeto de herencia en las manos de Marianne Faithfull, descendiente del aristócrata Leopold Sacher-Masoch-. Las Damas Inglesas como hermandad fehacientemente constituida. El accidente de coche como causa de muerte y catarsis.
El Diccionario de Literatura para Esnobs inaugura, además, una nueva línea en Impedimenta, la Biblioteca del Pájaro Dodo, que incluirá una serie de libros ilustrados "no tan específica como las que pueden desarrollar en Nórdica o en Kalandraka -explica Enrique Redel-. Unos títulos que no serán puramente de narrativa pero que estarán dedicados a los lectores de narrativa: diccionarios, temas metaliterarios, cine, etc".
Frente a los títulos que puedan ir publicándose en la otra línea de la editorial, el Panteón Portátil de Impedimenta - "dedicado a libros más específicos, más de referencia y consulta"-, la Biblioteca del Pájaro Dodo pretende elaborar una serie de "libros objeto, muy de regalar y guardar -apunta Redel-. Títulos un poco para conocedores, con el tema del humor como referente y nexo común. Pretenden ser unos libros hechos por y para mitómanos, más allá de los libros 'anzuelo' que presentamos en el Panteón Portátil, que sirven para engancharte a un tema, como el de los autómatas".
Desde la editorial tienen en perspectiva publicar uno o dos títulos al año en la Biblioteca, entre ellos, una Guía bizarra del cine, elaborada por el periodista mexicano Miguel Cane, "con semblanzas de actores, directores y guionistas desde un punto de vista irónico y humorístico, muy en la línea que ha desarrollado Fabrice Gaignault aquí -comenta el editor-. Mia Farrow, por ejemplo, aparece emparentada con el Rey de los Monos, algo que te hace sonreír si sabes que es la hija de Maureen O´Sullivan".
También te puede interesar
Alhambra Monkey Week
La cultura silenciada
Las chicas de la estación | Crítica
Los escollos del cine de denuncia
Solas | Crítica de danza
Carne fresca para la red