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El director Peter Jackson podrá rodar en su país, Nueva Zelanda, las dos entregas previstas de El hobbit, tras el acuerdo alcanzado hoy entre el gobierno neozelandés y la productora Warner. El primer ministro neozelandés, John Key, se comprometió a introducir cambios en la legislación laboral y a aumentar el subsidio a la productora, principal escollo para que Warner mantuviera el rodaje de la película en Nueva Zelanda tras el conflicto surgido con el sindicato de actores.
"Estoy encantado de haber alcanzado este resultado. Hacer dos películas de El hobbit aquí no sólo asegurará el trabajo de miles de neozelandeses sino también repetirá el éxito de la trilogía de The Lord of de Rings (El señor de los anillos) y promoverá de nuevo Nueva Zelanda en el escenario mundial", manifestó Key en rueda de prensa. El gobierno se ha comprometido a presentar la nueva legislación con carácter de urgencia en el Parlamento mañana, para aclarar que los actores neozelandeses están vinculados a contratistas independientes y no a la productora estadounidense.
Los sindicatos pretendían renegociar las condiciones laborales para que los actores locales tuvieran derecho a unos ingresos mínimos, reclamación que según Warner ponía en riesgo la inversión de 355 millones de euros prevista para el proyecto. Con la nueva legislación, que sólo afectará a la industria cinematográfica, se reduce la capacidad de presión de los sindicatos que llevó a los estudios de Hollywood a buscar alternativas de rodaje en otras naciones.
De hecho, Peter Jackson amenazó a finales de septiembre con trasladar el rodaje de esta precuela de The Lord of de Rings a Europa del Este. "El asunto es que si la ley no es clara y acaba formando un caso judicial, Warner podría verse obligada a parar la producción de las películas", explicó Key, y negó que los cambios se hayan realizado "a instancias" del estudio.
Miles de personas se han manifestado en Nueva Zelanda para pedir que la película se quedara en el país y expresar su apoyo a Peter Jackson y a los actores, ya que el rodaje de El hobbit beneficiará a varios sectores de la industria. "Haremos que la ley en este punto otorgue a productoras como Warner la confianza que necesitan para hacer sus películas en este país", señaló el primer ministro. El gobierno neozelandés también se comprometió a hacer un descuento adicional de hasta 5,4 millones de euros en impuestos, cifra que variará en función del éxito de las películas.
Con esta fórmula se superó la exigencia de Warner de mayores incentivos fiscales más allá del subsidio del 15% que Nueva Zelanda ofrece a cualquier producción que se realice en el país. Además, Key dijo que su Gobierno financiará con 7,2 millones de euros los costes de mercadotecnia de la película como parte de la "asociación estratégica a largo plazo" acordada con la productora para promover Nueva Zelanda como destino de producción cinematográfica y turístico.
El rodaje de la trilogía de El señor de los anillos inyectó 188 millones de euros a la economía de Nueva Zelanda y atrajo a miles de turistas de todo el mundo a visitar los paisajes que recrean las historias de la Tierra Media de J.R.R. Tolkien. "Mi Gobierno está decidido a aprovechar esta oportunidad que nos ofrece El hobbit para mostrar a Nueva Zelanda como un buen lugar para visitar y también para hacer negocios", señaló Key. También se pactó que Nueva Zelanda acoja el estreno mundial de una de las dos partes de El hobbit, acompañada de una importante campaña publicitaria.
El hobbit estará protagonizada por el actor británico Martin Freeman, en el papel de Bilbo Baggins, mientras que Richard Armitage encarnará al personaje de Thorin Oakenshield. Peter Jackson confirmó también que cuenta para el rodaje con los actores Rob Kazinsky, Graham McTavish, Aidan Turner, John Callen, Stephen Hunter, Mark Hadlow y Peter Hambleton.
El acuerdo pone fin a la polémica que se originó cuando el sindicato australiano Media Entertainment and Arts Alliance (MEAA) exigió a la productora una negociación colectiva con los actores a través de su filial local, Actors Equity NZ, y pidió un boicot internacional al rodaje. "Es bueno que se haya puesto fin a la incertidumbre y que todo el mundo esté ya trabajando a toda máquina en el proyecto", concluyó el primer ministro neozelandés
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