El tumultuoso nacimiento de la red social

CINE

Se estrena la película que desentraña los orígenes de Facebook, precedida de su gran éxito en Estados Unidos

El trío protagonista de 'Wall Street', en una secuencia de la película.
El trío protagonista de 'Wall Street', en una secuencia de la película.
Javier Miranda

15 de octubre 2010 - 05:00

"No puedes hacer 500 millones de amigos sin ganarte algunos enemigos". Así de contundente es la frase publicitaria de La red social, la película de David Fincher que cuenta el auge y hasta ahora no caída de uno de los grandes éxitos de la selva de internet en los últimos años, como es Facebook.

En efecto, el "caralibro" parece haber entrado en nuestras vidas para quedarse. Ya dejó atrás su primigenia intención de ser un instrumento de búsqueda de antiguos compañeros de estudios para convertirse en una de las plataformas virtuales más poderosas, que sirve para que amigos -y novios- que no viven en la misma ciudad sepan los unos de los otros a la vez que empresas lo están usando como soporte publicitario. Pero este maravilloso (o no tanto, ya circulan teorías conspiranoicas sobre si lo usan los poderes ocultos para tenernos a todos controlados) invento tuvo unos orígenes polémicos que es lo que cuenta el film. Ya fue narrada en un libro que inspira la película, Multimillonarios por accidente. Se centra en Mark Zuckerberg, uno de estos genios adolescentes que en la sociedad postindustrial está ocupando el sitio de los ingenieros y de los científicos. Siendo estudiante en Harvard, en 2003, con 19 añitos, empezó a crear programas que fueron la base de Facebook pero que le valieron ser acusado por las severas autoridades académicas de piratear los sistemas informáticos de la universidad.

La respuesta de Zuckerberg fue dejar los estudios y crear al año siguiente Facebook, que es como se denomina en inglés los directorios de estudiantes que suelen publicar los centros de enseñanzas estadounidenses. El resultado no hay que decirlo, seguro que muchos de los lectores de estas líneas no necesitan que les expliquemos en qué consiste Facebook. Convertido en multimillonario a una edad en que todos siguen estudiando o ejerciendo su primer empleo (el que pueda), pronto el tesoro virtual que había descubierto atrajo las iras de mucha gente. Por ejemplo, de tres compañeros suyos de Harvard que le acusaron de robarle la idea, entrando en una cadena de pleitos judiciales. Sea como fuere, el caso es que esta historia en el fondo tan americana cayó en manos de Ben Mezrich, que escribió el libro citado, y en las de Hollywood, que confió para adaptarlo en dos grandes nombres. El guionista Aaron Sorkin, alma mater de la serie ya clásica El ala oeste de la Casa Blanca, y el errático David Fincher, en un nuevo giro a su carrera. Fincher, que es mejor cuando se acerca al lado sórdido de la vida (Seven, Zodiac) y menos cuando vira al romanticismo (El curioso caso de Benjamín Button), puede tener una historia adecuada a su esquinado talento. Se ha confiado en un grupo de jóvenes actores, como Jesse Eisenberg, Anthony Minghella (uno de los protagonistas de Agora) y Justin Timberlake, en una nueva incursión en el cine.

La película se ha hecho sin la ayuda de Facebook, que no quiso saber nada de cómo removían sus interioridades. Por ahora, el film ha sido un éxito en su estreno americano, sin duda provocado por esos 500 millones de amigos que confiesa el sistema. Por cierto, Zuckerberg aparecerá en un episodio de Los Simpsons, lo que demuestra mejor que la revista Forbes que es un mito de hoy en día.

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