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Cuando Andrés Neuman conoció la cantidad de destinos que concentraba la gira de promoción del Premio Alfaguara -galardón que logró el pasado año por El viajero del siglo-, el argentino afincado en Granada lamentó la mala fortuna de disponer de tan poco tiempo para apreciar las singularidades de cada lugar. Imaginó que en ese tránsito constante que le impedía detenerse en cada cultura había "una hipérbole del turismo contemporáneo", e intuyó que esa experiencia serviría para un libro, lo que ha acabado siendo "una crónica de lo que casi no vi a lo largo de todo el continente. Una suma de vértigos, países, lecturas y miradas al vuelo". Un testimonio que se titula Cómo viajar sin ver (Alfaguara) y sobre el que Neuman hablará hoy en una entrevista que mantendrá con el periodista Manuel Pedraz, a las 13:30 en la Pérgola, en la que el último Premio Nacional de la Crítica repasará su trayectoria.
Primera advertencia: Cómo viajar sin ver no es un ejercicio de egolatría, una descripción del mundillo literario o el diario íntimo de un autor, para Neuman "uno de los géneros más autocontemplativos y aburridos que existen". El narrador y poeta se marcó como norma "que todo lo que ocurría en la parte promocional quedara fuera", consciente de que "el mundo es mucho más interesante que el ombligo de los escritores". A Neuman lo que le interesan son las observaciones sobre el entorno, dejar constancia de la diversidad de la naturaleza humana. Algunas pinceladas sobre el carácter que el novelista encuentra en cada país: el chileno, dice Neuman, "habla a solas", el argentino "habla para sí mismo"; los modales dominicanos "tienden a la intangibilidad" y "la gente parece desplazarse como patinando sobre un suelo recién encerado"; Costa Rica es "lo más sueco del Caribe", lo que implica "una mezcla de orgullo y escepticismo nacional, de serenidad y de desengaño"... El hondureño no pudo inspirar impresión alguna: el viaje a Tegucigalpa se canceló tras el golpe de Estado. Un revés que se sumaba a una gira en la que ya había una amenaza constante: la temida gripe A, una alarma extendida por la que las azafatas de los aviones, apunta Neuman con perplejidad, fumigaban a los pasajeros con sprays desinfectantes.
La globalización no sólo exporta el miedo: permite que el turista pueda comprarse un DVD pirata de Michael Jackson en Bolivia. "¿Por qué demonios pienso en Michael Jackson en mitad de La Paz, frente a la bella iglesia de San Francisco? ¿Dónde estoy, dónde estamos?", se pregunta un desorientado Neuman en uno de los pasajes de la obra.
Pero, a pesar de la globalización, el folclore todavía gana batallas: en Perú, la muerte de la cantante Alicia Delgado, también rodeada de misterio, relega a un segundo plano el fallecimiento del rey del pop. Que ese día, en Lima, Jackson no fuera el tema principal hizo concluir que aunque la globalización impone "el mismo tipo de recorrido", existen todavía "diferencias insalvables", una tensión entre "lo mismo y lo diverso".
Cómo viajar sin ver perfila las contradicciones del mundo actual a través de una sucesión de estampas y pensamientos, imágenes con las que Neuman "trataba de resumir una temperatura política, una identidad cultural". Junto a esa "crónica del estado político y social" de cada país, el libro expone "una pequeña teoría del veloz turismo contemporáneo" y plantea un repaso a cineastas y escritores de cada lugar que "a veces, desde la ficción, tienen el don de resumir mejor cómo es realmente un sitio".
Cómo viajar sin ver desembarca en las librerías poco después de que Neuman haya ganado el Premio Nacional de la Crítica por El viajero del siglo, un reconocimiento para el que el autor se veía con pocas posibilidades. "Todos los escritores eran mayores que yo, El viajero... había ganado ya uno de esos premios sospechosos, y encima yo era sudaca", bromea. "Aún estoy esperando que me llamen y me digan que ha sido un error, o que el acta se ha traspapelado".
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