Un John Barry sin película

La colección 'Écoutez le cinéma' reedita 'Americans', el disco conceptual del popular compositor británico de la saga Bond

Una imagen reciente del compositor británico John Barry.
Una imagen reciente del compositor británico John Barry.

08 de diciembre 2009 - 05:00

La vocación cinéfila de John Barry (1933) se curtió en los cines de su padre en el condado de York. A su cultura cinematográfica, Barry añadiría una educación clásica que pronto se vería sacudida con el descubrimiento del jazz: "Tuve que admitir", reconoce en las notas de este cd, "que se trataba de otra forma de expresión y que era estúpido establecer una jerarquía entre el jazz y el repertorio clásico".

El resto es historia: The John Barry Seven, las listas de éxitos, las películas de Bond, los Oscar (Born free, El león en invierno, Memorias de África, Bailando con lobos). Gracias al cine, Barry fue capaz de crear una síntesis entre las diferentes culturas musicales en las que se había educado. En apenas unos años, una serie de éxitos de taquilla lo catapultaron al estrellato de los compositores jóvenes y modernos. Millones de aficionados descubrieron el singular esplendor de sus composiciones: un universo armónico muy poco convencional repleto de sorpresas, melodías pegadizas y un reconocible gusto por timbres y orquestaciones inusuales. Entre el cine comercial y el cine de autor, Barry se convertía en un compositor sofisticado cuyos trabajos más populares hacían poco por esconder una secreta faceta introspectiva y melancólica.

En 1975 Barry tenía 42 años. Estaba viviendo en Mallorca cuando aceptó una oferta para ir a Los Ángeles. Barry aprovechó su visita para componer un LP muy original, con música "vista" exclusivamente a través de sus propios ojos. Tras un 1974 particularmente ocupado (el musical Billy, los filmes The Dove, The Tamarind Seed y The man with the golden gun), Barry afrontaba un proyecto totalmente diferente: Americans surge como una impresión personal sobre las imágenes y los sonidos de Estados Unidos, la visión de un británico sobre el país cuyo imaginario tanto le había influenciado de joven.

En la carrera de Barry, Americans marca una pausa deliberada, un deseo de enfrentarse consigo mismo y de retomar un cierto control sobre su creatividad: "Por ejemplo, comenta, la Yesternight Suite fue concebida e imaginada de la manera que yo quise. En las películas, nunca me hubieran permitido componer una pieza de 17 minutos; de hecho, es una de las piezas más largas que haya escrito nunca. Se trataba de una continuidad que exploraba diferentes atmósferas y que enlaza tonos muy contrastados. Primero la escribí como un boceto, antes de entrar en los detalles de la orquestación, e incluí citas a As times goes by y By myself."

Grabado en Hollywood, Americans contó con dos formaciones, encarnaciones físicas de sus culturas gemelas: una orquesta de 50 músicos y un combo jazzístico. Barry convocó a grandes instrumentistas: el trombonista Dick Nash, el trompetista Tony Terran y el saxofonista Ronnie Lang, protagonista de unos memorables solos que sugieren la idea de soledad urbana y que reaparecerían en el score de Fuego en el cuerpo.

Editado en otoño de 1976, Americans aparece por primera vez disponible desde su publicación original. Para completar esta reedición se han incluido también cuatro piezas de Barry de su época en Polydor, Orson Welles' Great Mysteries, Follow me, The Dove y The adventurer, temas en los que se da rienda suelta a originales ideas instrumentales. A su manera, las diez piezas que conforman este disco actúan como un retrato musical de John Barry a mediados de los setenta. Americans, en particular, puede escucharse como si de un permanente fuego de artificio se tratara, en el que el pulso y la energía jazzísticos permiten destellos de una cierta tristeza sombría y lírica. Un estado de gracia en algún lugar entre el swing y el desencanto.

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