Así quería ser la Casa de los Poetas
El proyecto diseñado por el hoy dimitido director del centro, Francisco José Cruz, planteaba la participación del público en las diversas actividades como una de las señas de identidad de éste
Realización de ediciones "cuidadas" de poetas sevillanos; actividades infantiles relacionadas con la poesía desde perspectivas ajenas al "simplismo"; encuentros entre poetas con especial atención al ámbito hispanoamericano; creación de un museo, destinado a exposiciones temporales, y una mediateca; ciclos de lecturas y conferencias, talleres, mesas redondas, encuentros, proyecciones...
Éstos son algunos de los puntos recogidos en el proyecto inicial de la Casa de los Poetas, diseñado por el hoy ya dimitido director del centro, Francisco José Cruz, en agosto de 2004, tras el encargo que le realizara el entonces delegado de Cultura, y hoy director general del Inaem, Juan Carlos Marset.
Como ya publicó este periódico el pasado jueves 5, la creación última de dicho centro en el parcialmente reformado Convento de Santa Clara ha sido desestimada por la actual delegada, Maribel Montaño, que considera "incompatible" el uso administrativo que le quiere dar al recinto con "el carácter intimista, privado y adecuado para la reflexión" que, según ella, requeriría la Casa de los Poetas.
Estas consideraciones, recogidas en un comunicado de la delegada que obviaba el hecho de que el director oficioso de la Casa había presentado su dimisión el martes 3, fueron desmontadas por el propio Cruz, quien se confesó harto del escaso interés en el proyecto mostrado por el Consistorio tras la marcha de Marset. "No interesaba decir que el proyecto no existe, que se ha caído porque no había posibilidades de desarrollarlo", declaró.
Pero, al margen de la desidia mostrada por la Administración municipal en este tema, el proyecto existió y perfiló desde su primera redacción las señas de identidad y líneas maestras del que estaba llamada a convertirse en un punto de encuentro no sólo entre literatos, sino también de éstos con sus lectores. El texto, al que ha tenido acceso Diario de Sevilla, hace especial hincapié en la necesidad de potenciar las actividades de cara al público, propiciando y frecuentando "la relación de poetas con poetas, de éstos con los lectores y de los lectores entre sí, ayudando al conocimiento mutuo y a la mejor divulgación y comprensión de las obras poéticas", de modo que la Casa de los Poetas de Sevilla se convierta también en "la Casa de los lectores de poesía de Sevilla".
El proyecto inicial, del que Cruz ya se ha desvinculado por completo, no divide de manera tajante los actos y eventos destinados a los escritores de los dirigidos a la ciudadanía, sino que procura imbricar ambos apartados de manera que el público sea parte sustancial de la labor realizada por el centro. Así, por ejemplo, se consigna que dentro de la "labor imprescindible" de "establecer una relación fluida, dinámica y constante entre los poetas españoles y los hispanoamericanos" se haría necesario aprovechar la presencia de estos últimos en la ciudad para que protagonicen el mayor número de actividades posible.
De igual modo, el proyecto contempla un apartado específico dedicado a la poesía en relación con la infancia, en el que se detalla que "la Casa prestará atención a la poesía hecha para niños y lo hará con la misma exigencia y seriedad que con la poesía para adultos". En este sentido, se añade que "como complemento a las actividades infantiles propiamente dichas, la Casa fomentará la reflexión sobre el fenómeno de la poesía infantil en sus múltiples aspectos".
Otro sector al que el centro pretendía dedicar especial atención era el de los disminuidos psíquicos y físicos, para el que tenía previsto organizar "actividades según los diversos alcances y necesidades, en colaboración con asociaciones y colectivos dedicados a tal o cual problema".
Eje fundamental del proyecto es el espacio y protagonismo deparado a los poetas sevillanos, "fomentando sus obras a través de cuidadas ediciones al alcance de todos y de actividades varias y continuas hasta famirializarlos con la memoria y la sensibilidad sevillanas o andaluzas".
Igualmente, otro de los puntos destacados era la creación de "un museo que combine elementos personales con otros puramente literarios, con el fin de presentar una imagen completa y humana de los autores". Dicho museo, que no mantendría sólo una exposición permanente, sino que mediante exposiciones temporales aspiraría a convertirse en "complemento principal de las actividades que en cada momento se desarrollen en la Casa", mostraría "manuscritos, primeras ediciones, inéditos, cartas, fotografías, objetos varios y materiales audiovisuales de poetas ante todo andaluces, pero también del resto del mundo".
El texto de Cruz recoge también que "además de la programación oficial -donde se incluyen los mencionados ciclos de lecturas, conferencias, talleres, mesas redondas, encuentros y proyecciones- la Casa acogerá las iniciativas propuestas por el público y tendrá abiertas sus puertas a cualquier reunión improvisada, por minoritaria y anónima que sea, que surja en torno al diálogo poético".
El hoy dimitido director advierte en el proyecto que "para llevar a cabo todo esto, será preciso contar con diversos espacios bien delimitados y adaptados: salón de actos, salas multifuncionales y una mediateca, compuesta de biblioteca y videofonoteca".
Precisamente ha sido la falta de espacio -Montaño pretendía que el centro compartiera dependencias con la sede central de la Red Municipal de Bibliotecas-, de infraestructura -en más de cuatro años no se configuró un equipo mínimo de trabajo- y presupuesto -el director de la Casa ni siquiera tenía formalizada su relación contractual-, la razón esgrimida por Cruz para presentar su renuncia.
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