Aquilino Duque recorre el mundo en sus 'Crónicas extravagantes'

El libro se reedita tras una primera y controvertida publicación en 1996

Aquilino Duque presentó ayer su obra en el Palacio de la Condesa de Lebrija.
Aquilino Duque presentó ayer su obra en el Palacio de la Condesa de Lebrija.
Braulio Ortiz / Sevilla

18 de febrero 2009 - 05:00

El escritor sevillano Aquilino Duque reedita, casi 13 años después de la aparición del texto, Crónicas extravagantes, un libro de viajes que causó una gran controversia en su momento por la rotundidad de sus observaciones y que entonces fue retirado de las librerías, según denuncia el autor, por el Servicio de Publicaciones de la Universidad de Sevilla. Hoy, este acercamiento a diferentes paisajes ve la luz de la mano de la Editorial Encuentro, con prólogo del Premio Cervantes José Jiménez Lozano y la incorporación de capítulos sobre Cuba y Rusia. La reedición se presentó ayer en el Palacio de la Condesa de Lebrija, un inmueble al que se hace alusión en el fragmento del libro referido al Galeón de Manila -al que Duque prefiere llamar la Nao de China-, ya que esta embarcación trajo hasta Sevilla un biombo japonés que todavía alberga el edificio de la calle Cuna.

Entre otras opiniones, Duque expresaba en Crónicas extravagantes sus dudas sobre si al franquismo "se le puede considerar fascista" y aseguraba que este régimen "llevó a España a la victoria militar, a la paz, al desarrollo y a la prosperidad, y el cadáver de su jefe no fue ultrajado en la plaza pública, sino enterrado con los máximos honores". El escándalo que provocaron estas declaraciones motivó, recuerda el escritor en la reedición de la obra, que "durante quince días fui famoso, pero la mía fue la fama del delincuente impopular o del chivo expiatorio, que diría Girard, en el que los portavoces de la ciudadanía descargaban sus conciencias a la vez que daban retroactividad a sus convicciones democráticas".

Más allá de las polémicas suscitadas, Crónicas extravagantes plantea un itinerario por el mundo con escalas en Finlandia, México, Estados Unidos, Bulgaria o Italia, entre otros países. "Aquilino es una rara avis en el panorama literario español: no sólo ha viajado, ha vivido fuera y conoce muchos idiomas. En un país con un déficit idiomático tan pronunciado como éste, eso es algo extraordinario", sostiene Ignacio Romero de Solís, quien se encargó ayer de presentar estas crónicas. Para éste, son particularmente emocionantes algunos de los nuevos pasajes, como el relativo a la poeta Anna Ajmátova -de quien Duque tradujo el Réquiem en los años 60- y a los Cuadernos de Rusia, de Dionisio Ridruejo.

Tal como apunta Jiménez Lozano en su prólogo, el hecho de que Duque "no vaga por los caminos señalados" favorecerá que el lector "hará el viaje a esas tierras y esos asuntos como si antes no hubiera estado allí casi nadie (...) y escucháramos y leyéramos las cosas por primera vez".

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