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Nunca fue tímido Miguel de Cervantes a la hora de prestar su pluma para la defensa de la amistad y de la literatura. Y prueba de ello son las dos firmas autógrafas del autor del Quijote halladas en un manuscrito del siglo XVI conservado en una de las cajas del legado que los herederos de Luis y Santiago Montoto donaron en 1983 a la Biblioteca de la Universidad de Sevilla, veterana institución que llevaba casi un siglo funcionando cuando el más genial de los autores españoles llegó a Sevilla. El valioso documento original presentado ayer en el curso de un multitudinario acto académico presidido por dos consejeros, la titular de Cultura, Rosa Aguilar, y el de Economía y Conocimiento, Antonio Ramírez de Arellano, demuestra que todavía, al calor del cuarto centenario de su muerte, quedan muchas piezas que pueden completar el conocimiento de la vida de Cervantes.
Como recordó la consejera de Cultura, el documento, que consta de 97 folios manuscritos, estaba "extraviado" pero se conocía su existencia, que además estaba perfectamente documentada. De hecho, fue hallado y estudiado hace un siglo en Sevilla por el abogado Adolfo Rodríguez, quien le dedicó su discurso de ingreso en la Academia Sevillana de Buenas Letras. Desde entonces al original se le había perdido la pista, hasta que ahora ha aparecido en los depósitos de la Biblioteca General Rector Machado y Núñez de la Universidad, que alberga el Fondo antiguo y el Archivo Histórico, dentro de una de las cajas del legado Montoto que quedaba por catalogar y oculto entre documentos notariales, recortes de prensa y material diverso. "Luis Montoto fue notario mayor del arzobispado y es probable que obtuviese autorización para retirar temporalmente el documento para su estudio e incluso pudo ser él quien ordenó encuadernarlo en pergamino sobre cartón rígido. Por motivos que se ignoran el manuscrito nunca volvió al arzobispado", recordó Eduardo Peñalver, director de la Biblioteca Histórica de la Universidad de Sevilla.
El documento en cuestión, en dos de cuyas páginas se inserta la firma de Miguel de Cervantes Saavedra, es un pleito en el ámbito de la jurisdicción eclesiástica que se desarrolló entre 1593 y 1594 y retrata las tensiones sociales y culturales en la pujante Sevilla del Siglo de Oro. Las dos rúbricas del autor de La Galatea se deben a su intervención como testigo en un proceso a favor de su amigo Tomás Gutiérrez de Castro, que quería ingresar en la antigua Cofradía del Sagrario pero había sido rechazado por no ser considerado persona de suficiente calidad por su condición de comediante y mesonero.
Según Peñalver, el estado de conservación del documento es bastante aceptable, aunque presenta algunas manchas de hongos en las primeras páginas que han afectado al texto. Los 97 folios están manuscritos en letra procesal de varias manos. Tras su estudio, se realizará una edición crítica en facsímil que inaugurará, según avanzó el rector, Miguel Ángel Castro, la nueva colección que la Universidad de Sevilla dedicará a sus joyas bibliográficas.
Para Peñalver, el original redescubierto tiene gran interés porque "aporta abundante información de interés histórico, social y literario" y, además, porque se suma al centenar de documentos donde puede leerse la firma de Cervantes, muchos de los cuales se encuentran en el Archivo General de Indias y el Archivo Histórico Provincial de Sevilla. "El documento constituye un testimonio precioso de los cauces por los que transcurría la vida social de la Sevilla de finales del siglo XVI, una ciudad todavía opulenta, en la que jugaban un papel de primer orden ciertas convenciones sociales", añadió.
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