"Hay que desmitificar a Cervantes y leer sus obras"
Con su primera obra, José Manuel Sánchez Chapela se adentra en el Siglo de Oro y pasa por ciudades como Madrid, Salamanca o Sevilla.
Hay personajes que se muestran como inalcanzables, rodeados por un halo de misterio que consigue hacer inevitable el deseo de desvelar sus secretos. Para José Manuel Sánchez Chapela era la historia del Caballero de la Triste Figura la que no paraba de reclamarle para descubrir lo que en verdad aconteció en aquel lugar de La Mancha y un buen día decidió ponerse a escribir. "Yo tenía el Quijote mitificado desde la infancia porque mi entrada a la lectura fue a partir de una colección de grandes obras de la Literatura Universal que teníamos en casa. Por eso, cuando hace un par de años escuché en una tertulia radiofónica que no más del 20% de la población española había leído la novela más célebre de Cervantes, me quedé muy sorprendido", comenta este escritor novel que, tras su reciente jubilación, aprovechó su tiempo libre para hacer algo al respecto. Al principio no sabía qué forma darle a su idea, si convertirla en un artículo, un ensayo o una novela corta. Pero se puso a escribir, las palabras fueron fluyendo y en apenas cuatro meses ya tenía terminado su particular homenaje a Miguel de Cervantes, una novela de aventuras titulada El manuscrito de Gaspar de Montiel que se publicó con el sello Áltera el pasado mes de enero.
Cercano ya a sus últimos días, Sancho Panza manda a llamar a su sobrino Gaspar de Montiel, un hombre de letras, para que le ayude a preparar un libro en el que se relaten todas las aventuras que vivió junto con su amigo, el hidalgo Alonso Quijano. La empresa, aunque interesante, resulta casi imposible de llevar a cabo por la inconsistencia del escudero al recordar los hechos, así que Montiel termina por dejarla a un lado. El problema surge cuando pocos años después un recaudador de impuestos nacido en Alcalá de Henares y manco tras la batalla de Lepanto publica esa misma historia, solo que desde la perspectiva del demente caballero. ¿Quién era ese célebre usurpador? ¿De dónde había obtenido toda esa información? Y lo peor: ¿por qué había decidido no recordar el nombre de Villanueva de los Infantes?
Explica Sánchez Chapela que muchos de los lugares que aparecen en la historia son ciudades con las que ha tenido mucha relación en su vida. Nació en Madrid, pasó sus años de estudiante en Salamanca y luego se desarrolló profesionalmente en Sevilla, pero a su vez todas estas localidades tuvieron especial importancia en la vida de Cervantes. Sin embargo, para escribir la obra tuvo que visitar muchos otros lugares y entre ellos se encuentra Villanueva de los Infantes, de la que le impactaron sus grandes palacios. "Me parecía que tenía sentido que el Quijote se ubicase allí y así lo hice, pero sin más investigación", señala el escritor. Lo que él no podía imaginar es que al poco de salir su novela se publicaría un artículo que le otorgaba validez a su hipótesis, pues tras calcular las distancias que recorrían los personajes y analizar otro tipo de factores los investigadores concluyeron que Villanueva de los Infantes debía ser el lugar del que Cervantes no había hecho mención. "Prometo que yo no he pagado esta investigación", dice Sánchez entre risas mientras añade que "puede que los científicos hayan determinado que ese fue el lugar, pero lo que no han sabido explicar es por qué Cervantes lo ocultó con tanto celo, y para descubrirlo hay que leer la novela".
Aunque afirma que su libro no tiene ninguna pretensión historiográfica, sí que ha tenido que hacer una densa tarea de documentación para desarrollar la narración. "Hay que ser muy cuidadoso y no caer en anacronismos, pues eso haría que la novela fallase", recalca el autor, quien en su afán de escribir al estilo del Siglo de Oro no sólo tuvo en cuenta el léxico, sino también "ese punto irónico tan propio de la época que además también me llevó a incluir romances que no funcionan como un mero adorno, sino que van desencadenando la trama".
Siendo año cervantino podría parecer que Sánchez Chapela hubiese planeado que la publicación coincidiese con la efeméride, pero él mantiene que esa no era la intención primera cuando la escribió en 2013. Sin embargo, en la aventura de encontrar una editorial y en las posteriores correcciones la salida se fue retrasando hasta coincidir con esta fecha. "Es una novela de aventuras, nada más. Pero si con ella consigo que alguien se reenganche al Quijote sería todo un éxito para mí", declara este madrileño afincado en Sevilla, al que no deja de sorprenderle la falta de preparación que hay por parte de las instituciones para conmemorar el 400 aniversario de la muerte del gran escritor de las letras españolas, más aún si se le compara con su homónimo inglés. "En Gran Bretaña Shakespeare, a parte de un mito literario, es todo un negocio. Llevan años promocionándolo en todos los ámbitos. ¿Pero qué está haciendo España por Cervantes?" lamenta el autor, quien además recuerda que "en 1916, en un entorno económico muy deprimido, se celebraron actos por todo el país para celebrar el aniversario, y en Sevilla en concreto se instalaron numerosas placas conmemorativas por toda la ciudad que indicaban lugares relevantes para el escritor". Pero quizás de nada sirva criticar la pasividad institucional si lo que falla es lo fundamental, que para Sánchez Chapela no es otra cosa sino "la necesidad de dejar de mitificar la figura de Cervantes y empezar a leer y redescubrir sus obras".
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