Los recortes públicos obligarán al Maestranza a modificar su proyecto

Las administraciones, que han reducido en un 50% sus subvenciones al teatro desde el inicio de la crisis, analizarán en los próximos días el plan de viabilidad presentado por la gerencia

Interior del Maestranza durante el estreno de la reposición de 'El barbero de Sevilla', ópera que agotó las localidades.
Interior del Maestranza durante el estreno de la reposición de 'El barbero de Sevilla', ópera que agotó las localidades.
Charo Ramos Sevilla

13 de marzo 2016 - 05:00

La precaria situación del mundo del arte en España como consecuencia de la crisis económica hace tiempo que golpea con dureza a todas las casas de ópera, forzadas a diseñar nuevas estrategias para salvaguardar sus proyectos e incluso, como ha ocurrido recientemente con el Villamarta de Jerez, para sobrevivir a a la amenaza de cierre. El Teatro de la Maestranza, el más importante de Andalucía, no es ajeno a la asfixia económica: la caída de subvenciones, la subida del IVA y la pérdida de poder adquisitivo de la sociedad sevillana -afectada de lleno por el paro y por crisis como la de Abengoa- no invitan al optimismo ni arrojan luz sobre cómo aumentar las aportaciones privadas o el número de abonados. En esa difícil coyuntura, la decisión de la directora gerente del Maestranza y de la Sinfónica de Sevilla (ROSS), Remedios Navarro, de no prorrogar su contrato, que finalizaría así el 31 de diciembre, obliga a repensar si el actual proyecto artístico es viable con un déficit de 1,1 millones de euros en el teatro y de 500.000 euros en el caso de la orquesta.

Dado que la Diputación decidió desvincularse gradualmente del Maestranza, son el Ayuntamiento de Sevilla, el Ministerio de Cultura y la Junta de Andalucía las tres instituciones que han de proteger al teatro, ahora y en el futuro. Tomando como referencia los ejercicios posteriores a 2008, el año del estallido de la burbuja inmobiliaria, desde 2009 a 2016 los efectos de la crisis se han agudizado en las cuentas de este espacio.

El Ministerio de Cultura, que participa a través del Instituto Nacional de las Artes Escénicas y de la Música (Inaem), le aportó en 2009 y en 2010 la misma cantidad: 2.768.200 euros. Estas partidas fueron bajando gradualmente hasta llegar al mazazo de 2013, cuando sólo dio un millón (en concreto, 1.058.830 euros) al proyecto. "Tuvimos que ajustar nuestra subvención por la coyuntura económica tan dramática que se vivía entonces y lo hicimos en todos los coliseos líricos con representación estatal", subrayan a Diario de Sevilla fuentes del Inaem. "En los años sucesivos hemos procurado mitigar el recorte con aportaciones que han ido creciendo a un ritmo lento pero sostenido, y para 2016 las hemos subido un 3,5%", añade el Inaem en relación a las partidas de 2014 (1.418.840 euros, un 34% más que en el dramático 2013) y 2015 (1.618.840, un 14% más que el año anterior). En 2016 el Ministerio de Cultura ha destinado 1.675.000 euros al Maestranza: es un millón menos que la cantidad que le aportaba en 2010.

Comparando esta realidad con la de las otras grandes casas de ópera española mediante los datos que publica el Ministerio de Hacienda, en 2010 el Inaem destinó al Teatro Real 17 millones de euros, cantidad que contrasta con los 9.392.000 euros que le concede en 2016, algo menos de la mitad. El tijeretazo es similar en el Liceo: de 12,8 millones en 2010 el coliseo lírico barcelonés pasa a 7.111.000 en 2016. El porcentaje del recorte estatal de 2010 a 2016 ha sido a la luz de estos datos equivalente en los tres teatros, en torno al 45%, aunque obviamente partían de cantidades muy distintas.

La curva desciende proporcionalmente un poco más si se analiza el apoyo de la Junta de Andalucía en los últimos siete años. La consejería de Cultura, en la etapa anterior a Rosa Aguilar, desvió a menudo la atención dirigiéndola al espinoso asunto del sueldo de Pedro Halffter, que está lejos de resolverse: primero, por la opacidad del propio teatro respecto a la información sobre sueldos, contratos y presupuestos -alega que corresponde a las instituciones que lo rigen el hacerlos públicos- ; segundo, porque separar las direcciones artísticas del Teatro y la ROSS difícilmente puede ayudar a rebajar esos costes. Parece en todo caso que ha llegado el momento de que las instituciones valoren y comuniquen a la sociedad cuánto se ahorra o cuánto se gasta de más con el modelo bicéfalo aprobado en 2014. Es importante reseñar, en este punto, que la gerente, por el mismo sueldo, se ha hecho cargo de gestionar el teatro y la orquesta, así como de representar a la dirección artística en las ausencias del maestro Halffter, como recientemente ocurrió durante todas las funciones de El barbero de Sevilla.

La Consejería andaluza de Cultura aportaba al teatro al inicio de la crisis 2,7 millones de euros (en 2009 y 2010). En 2011 le quitó casi un millón de euros hasta dejar su apoyo en 1,75 millones. En 2012 dio 1,6 millones. Desde 2013 a 2016 su subvención se mantiene prácticamente estable en 1,4 millones de euros. Así, desde 2009 ha reducido a la mitad su apoyo al principal proyecto lírico andaluz, un teatro que debería abanderar sus apuestas culturales aunque sólo fuera por el impacto que la actividad que genera tiene en la formación del público y en las carreras artísticas de los intérpretes y técnicos de toda la comunidad.

Desde la consejería de Cultura, el secretario general Eduardo Tamarit explica que las aportaciones se han mantenido "estables" desde 2013 "con un mínimo incremento después de los inevitables reajustes en las partidas de años anteriores, que el conjunto de las administraciones públicas han aplicado a todos sus programas y proyectos culturales dada la coyuntura económica". Por este motivo, recuerda, "desde la Consejería de Cultura y en el seno del Consorcio se pidió activar mecanismos de gestión que permitan el aumento de la autofinanciación y la búsqueda de nuevas vías de ingresos, como así están desarrollando espacios escénicos de toda España". Se refiere Tamarit al plan estratégico que el Consorcio pidió en octubre a Remedios Navarro y que la gerente ya les habría presentado.

El Ayuntamiento, que participa en el Consorcio del Maestranza y además cofinancia con la Junta la ROSS, es la institución que ha mostrado más vaivenes en los últimos años. En 2009 aportó 1.584.794 euros al teatro. En 2010 su recorte superó el millón de euros: sólo le destinó 413.331. Desde entonces ha ido manteniendo una aportación ligeramente inferior al millón (913.331 euros para ser exactos), salvo en el año del último relevo institucional en la Plaza Nueva, 2015, cuando dio 629.085 euros. En 2016 el compromiso con el teatro del Paseo de Colón ha vuelto a subir, y se han recuperado los 913.331 euros anteriores a las últimas elecciones municipales.

En la reunión que esta semana mantendrá el Consorcio del Maestranza, además de tratarse temas como la renovación de Halffter y John Axelrod en sus cargos, que avanzó este medio el viernes, las administraciones deberán valorar las medidas que la gerencia ha presentado para que el proyecto sea viable durante los dos próximos años y se generen mayores recursos que, según el secretario general de Cultura, Eduardo Tamarit, "no deben basarse única y fundamentalmente en el incremento de las aportaciones públicas".

Parece haber consenso entre las administraciones sobre dos puntos: no habrá inyección extra de dinero público para cubrir el déficit y todas las medidas que se aprueben deberán garantizar que el Maestranza siga siendo la referencia operística de Andalucía, aunque sea a costa de programas -recitales de músicas populares, piano, flamenco- que pueden alojar otros teatros del entorno.

Por ello, una parte de los esfuerzos para remontar el déficit tendrá que ver con el abaratamiento de los costes de producción de las óperas, lo que obliga a un mayor control sobre las propuestas artísticas que programa Pedro Halffter, labor en la que la gerencia precisaría del máximo apoyo institucional.

Desde Ópera XXI, la asociación que reúne a teatros líricos con y sin participación estatal, festivales y temporadas sinfónicas de toda España, se destaca el impacto positivo que las coproducciones han tenido en el contexto de recortes: "Han aumentado muchísimo, hasta el punto de que ahora es impensable que un único teatro produzca un título en solitario", declara su responsable de Comunicación, Esperanza Soroa. Ópera XXI no ha elaborado un catálogo de recomendaciones sobre cómo abordar la crisis pero, a preguntas de este medio, ha recopilado algunas de las tendencias detectadas entre sus asociados, sin realizar juicios de valor sobre las mismas.

Así, una vía para garantizar la presencia de los mejores solistas en un determinado rol, cuando el dinero escasea, ha sido renunciar a una ópera escenificada y sustituirla por su versión de concierto. Así ha ocurrido en Madrid y Pamplona con la mezzo americana Joyce DiDonato, que interpretó Alcina de Haendel en el Auditorio Nacional y en la Fundación Baluarte de Pamplona con excelentes resultados: fue reconocida como mejor intérprete femenina de ópera en los Premios Campoamor, que se entregarán el próximo sábado en Oviedo.

Ópera XXI también ha constatado que, "en el contexto generalizado de crisis", se han sacrificado muchas apuestas arriesgadas y estrenos absolutos "para tirar de ese gran repertorio, llámese La Bohème, La Traviata o Madama Butterfly, que atrae a mayores audiencias". Del mismo modo, los teatros están sacando del armario y reponiendo sus producciones propias. Cuando esto se hace con imaginación y calidad, como ocurrió con El barbero de Sevilla y sus decorados pintados por Carmen Laffón, el éxito está asegurado. Las cinco funciones de El barbero, conmemorativas además del 200 aniversario de la ópera de Rossini, han sido un éxito de taquilla para el Maestranza.

Otra práctica impensable antes de la crisis es el alquiler de espacios y salas para actos y presentaciones de empresas. Por esta vía el Maestranza dio un paso decisivo el año pasado al acoger la cumbre de la Singularity University, referente en la formación sobre nuevas tecnologías con sede en Silicon Valley. Entre los espacios que alquila, el teatro ofrece su sala pequeña, la Manuel García, que podría acoger más proyectos culturales estables.

También la coyuntura podría favorecer la creación de alianzas con otras instituciones culturales de Sevilla, como el Festival de Música Antigua o la Orquesta Barroca, ejemplo ésta de cómo fidelizar al público con ideas novedosas que combinan la música con otras experiencias artísticas. Esta línea también la ha explotado la Asociación Bilbaína de Amigos de la Ópera (ABAO), que, por ejemplo, ofrece a sus miembros un descuento para visitar la exposición El Divino Morales que, procedente del Prado, se puede ver hasta el 16 de mayo en el Bellas Artes de Bilbao.

Aunque difícilmente el Maestranza y, como él, el resto de los teatros españoles, podrá remontar el vuelo si no se fomenta el patrocinio privado. La ley española de mecenazgo continúa en barbecho y tampoco salió adelante la andaluza, que Luciano Alonso anunció como "inminente" en su etapa de consejero de Cultura. A veces, al público le sorprende que la principal mecenas de la temporada orquestal sevillana sea una empresaria canadiense, Victoria Stapells, sin la cual ciclos como el de música de cámara hubieran dejado de celebrarse. "En España mucha gente cree erróneamente que la lírica está financiada por las entidades públicas, y no es cierto. Cualquier institución centroeuropea o francesa está mucho más subvencionada que en España. Nuestra dependencia del dinero privado es cada vez mayor y, sin embargo, el tema del mecenazgo, que es indispensable, está aún aquí en un estado muy primario: falta tanto cultura en torno al tema como los incentivos fiscales que dependen del Estado", recuerda la portavoz de Ópera XXI.

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