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La cultura silenciada
Philippe Herreweghe. Director orquestal
Cada Bach del maestro belga Philipe Herreweghe se vive como un acontecimiento. En el podio de la interpretación historicista desde hace más de cuarenta años, un puesto que sólo pueden disputarle hoy directores de la talla de Savall o Gardiner, el fundador de Collegium Vocal Gent clausura este sábado una edición dorada del Festival de Música Antigua de Sevilla con la Pasión según san Juan de Bach. El Teatro de la Maestranza acogerá a partir de las 20:30 (entradas aún disponibles) una de las obras maestras de la música de todos los tiempos, un festín vocal que suma a su mítico coro un plantel de primeros solistas encabezado por el tenor Thomas Hobbs y el bajo Florian Boesch en los roles del Evangelista y Jesús.
-Regresa a Sevilla tras varios años de ausencia para cerrar el Festival de Música Antigua (Femás). ¿Qué recuerdos tiene de sus anteriores visitas?
-En los años 80 y 90, antes de la crisis económica, di muchos conciertos en España con diferentes conjuntos: actué en Granada, Madrid, Barcelona, Sevilla, en la Quincena Musical Donostiarra… Descubrí auditorios que me llamaron la atención por su excelente acústica, por ejemplo, Salamanca. Me sorprendió gratamente la reacción del público español, al que le entusiasmaba ya la música antigua, a diferencia de Italia, donde sólo parecía interesar la ópera. Por aquel entonces fui además profesor en los Cursos de música antigua que se impartían en El Escorial. Soy un apasionado de España y su cultura y he intentado aprender algo de español para tener acceso directo a su literatura. Obviamente estoy deseando volver a Sevilla, porque es una ciudad mítica. Aunque esta vez, a diferencia de otras ocasiones, voy a actuar en un teatro y no en una iglesia.
-La capital andaluza es la segunda parada en una gira española que arranca el viernes en el Auditorio de Barcelona y concluye el Domingo de Ramos en el Auditorio Nacional. ¿Habría sido posible sin el apoyo de los Gobiernos español y belga?
-Me agrada que mi regreso a España con Collegium Vocale de Gante sea con esta pequeña gira porque con las dificultades económicas actuales cada vez es más difícil que se programen conjuntos de estas dimensiones. Valoramos mucho el esfuerzo que asumen todos, incluido el Femás, y trataremos de hacerlo lo mejor posible. Estoy realmente contento de volver con este programa a Sevilla.
-Interpretará la primera obra sacra de gran formato compuesta por Bach con el coro que fundó cuando todavía era un joven estudiante de Medicina. ¿Cómo ha cambiado su aproximación a Johann Sebastian desde los inicios de su carrera hasta hoy?
-Es una historia muy larga porque tengo 67 años ahora y he dirigido obras de Bach desde hace más de 40. Cuando tenía 20 años, como sabrá, tuve la oportunidad de trabajar durante dos años con Gustav Leonhardt y Nikolaus Harnoncourt, dos maestros con los que aprendí muchísimo y pude grabar todas las cantatas de Bach para Telefunken. Fue una de las experiencias decisivas de mi vida. Desde entonces dirijo obras de Bach, cantatas y Pasiones sobre todo, al menos tres veces al año. Aunque ahora estoy más volcado en repertorios sinfónicos siempre vuelvo a la música de Bach, porque es realmente preciosa.
-¿De qué modo aconsejaría a un público no interesado por las cuestiones religiosas acercarse a una obra como la Pasión?
-En primer lugar la historia de la Pasión no es una historia religiosa, es una historia humana, comprensible y conmovedora para todos: la historia de una ejecución, como pudo serlo la del Che Guevara, donde un inocente debe morir. Creo que todo el mundo en su interior tiene un fondo religioso aunque yo he dejado de considerarme católico hace tiempo. Cuando tú estás confrontado con esta música grandiosa de Bach, o con una sinfonía de Mahler, Bruckner o Beethoven, la parte religiosa que hay en ti se conmueve. Y la de Bach, ya sé que es estúpido decirlo, es una música maravillosa como puede serlo la de Josquin des Prez, Beethoven e incluso Telemann, que también escribió varias Pasiones que no se interpretan. La música de Bach es tan potente y tan buena que incluso los niños pueden apreciarla. Es una música arquitectónicamente perfecta y por diferentes razones que nos llevaría horas analizar sigue enamorando al público. Aunque en Bélgica las iglesias están vacías, la gente, sin embargo, sigue teniendo un ansia espiritual y la necesidad tribal de compartir y reunirse, una experiencia espiritual que le proporciona la música y que lleva a la gente joven a los conciertos, sean de clásica o de rock. Cuando la acústica es buena, sin duda puedes tener una experiencia religiosa. Pero cuando la acústica es mala y seca, es una maldición.
-Trabaja también habitualmente con repertorios contemporáneos, que siguen siendo minoritarios en las temporadas orquestales. ¿Cuál cree que debería ser la actitud de los músicos y programadores al respecto?
-Sólo puedes entender la música cuando la estudias y la tocas y para mí es importante tener un repertorio amplio y poner en valor la música de mi tiempo. Pero no me siento un bicho raro, la mayoría de músicos actuales comparte ese interés. Hace 50 años los pianistas y directores tenían un repertorio muy restringido y yo era una excepción pero eso ha cambiado. Tampoco creo que el público sea por definición de gusto romántico. Organizo muchos conciertos y encuentro audiencias muy diversas. Lo que ocurre es que el público es perezoso por naturaleza para descubrir nuevos autores pero, cuando le ofreces música contemporánea en las mejores condiciones acústicas y muy bien interpretada, se engancha y sigue demandándola. Como músico y como director desde hace años me siento el equivalente a un curator artístico: tengo la responsabilidad de descubrir nuevos autores y estéticas, lo que no tiene que ver con la Pasión según san Juan de Bach, que también es importante ofrecer en las mejores condiciones posibles.
-En 2010 fundó su propio sello, Phi, con el que ha editado nuevas grabaciones de la música vocal de Bach, Beethoven, Brahms, Gesualdo, Mahler, Mozart o Victoria, entre otros. ¿Cuál es el sentido de publicar discos en estos tiempos?
-Creo que el CD desaparecerá en la próxima década como formato y, desde luego, hace diez años se vendían muchos más que ahora. Yo mismo he dejado de comprarlos, consumo música principalmente por el ordenador, pero pienso que hacer grabaciones es hoy muy importante aunque no así publicar en ese formato. Debe haber una nueva comunicación entre los músicos y sus públicos a través de la electrónica. El problema es que todavía la calidad acústica no es la deseada en la reproducción. Además, la gente cuando compra un CD paga por ello pero no se ha acostumbrado a hacerlo por escuchar en streaming. Soy completamente optimista respecto a las nuevas tecnologías porque han multiplicado por 70 el público de la música clásica y cada vez hay más conjuntos y compositores que aprovechan la electrónica para grabar. El reto es mejorar la calidad del sonido en la reproducción.
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