El legado de Fernando Ortiz hermana periodismo con poesía

Homenaje al autor de 'Recado de escribir' en la Academia de Buenas Letras

Felipe Benítez Reyes y Jacobo Cortines, ayer en los Pinelo.
Felipe Benítez Reyes y Jacobo Cortines, ayer en los Pinelo.
Francisco Correal Sevilla

27 de noviembre 2014 - 05:00

Fernando Ortiz se lo dijo una vez a José Julio Cabanillas: "No te fíes de ése, que va para concejal de Cultura". El mejor poeta sordo de Nervión tenía el mejor oído para distinguir las voces de los ecos y para tender un puente entre poesía y periodismo, un viaje equinoccial de Bécquer a Larra cuyas líneas trazaron en el homenaje al autor de Recado de escribir que ayer se inició en la Academia de Buenas Letras organizado por la Casa de los Poetas del Ayuntamiento y la Junta de Andalucía.

Además de la poesía y la crítica teatral, su obra periodística fue el tercer eje central de su producción, según Juan Lamillar, que le debe recomendaciones impagables y casi juveniles: Pablo García Baena -ausente ayer por un percance doméstico-, todo el grupo Cántico en general. De los artículos de quien escribió La estirpe de Bécquer, muchos versaron sobre Cernuda. Ángel Yanguas, sobrino-nieto del poeta de Acetres, dijo que el legado de Cernuda tiene una deuda con Fernando Ortiz, quien "desde 1963 hasta el mismo año de su muerte no dejó de escribir sobre Cernuda".

Sevilla con sevillanos (como Fernando Ortiz), gentilicio al que dedicó un hermoso libro ilustrado por Carmen Laffón. Su poesía fue evocada por Jacobo Cortines y Felipe Benítez Reyes. Abrazos desde Lebrija y Rota para quien escribió desde "la periferia amable" (Fernando Iwasaki).

Nunca distinguió entre poesía y periodismo, dijo Cabanillas de quien encontraba "más poesía en un artículo de González Ruano que en muchos poemas". "Fernando amaba tanto la literatura porque estaba convencido de que era la única manera que el escritor tenía de calmar su sed de eternidad; trataba a la poesía como una dama, como una diosa".

El sobrino-nieto de Cernuda recordó un ciclo de conferencias que organizó Cernuda en el curso 76-77, una antología que tituló Música cautiva, nombre de su poema preferido de Cernuda, de la que Yanguas anunció que será el punto de partida de la antología en inglés que en primavera aparecerá en Estados Unidos.

"Se ha muerto Fernando y quién nos corrige los libros", se lamentó José Julio Cabanillas. Yanguas lo recordó hace un año en esta misma sala de los Pinelo en un homenaje en el cincuentenario de la muerte de su tío-abuelo. La cercanía a su familia, "vio su pipa, sus gafas, le sacó tres cartas a mi padre". El desvelo y el respeto con el que Fernando Ortiz preparó un epistolario inédito de y con Cernuda en el que participaron Jaime Gil de Biedma -autor de la edición de Ocnos en Taurus-, José Ángel Valente y María Dolores Arana, "mánager" en palabras de su sobrino-nieto de las etapas californiana y mexicana del poeta.

González Ruano, Azorín, Foxá son los espejos en los que se curte el articulismo de Fernando Ortiz. "Decía que Juan Ramón era un gran poeta, pero su prosa parecían recién parida", contó Cabanillas. Una mirada (Lamillar) que cristaliza en antologías periodísticas como Manuel del veraneante perpetuo o Un elefante en la cristalería.

Sus hijas estuvieron presentes en el homenaje organizado por la Casa de los Poetas y las Letras y el Centro Andaluz de las Letras. Hoy finalizará con dos sesiones: Luz de la crítica (Aquilino Duque, José Mateos y Pedro Sevilla), y Fernando Ortiz o la vida literaria, una mesa redonda con Javier Salvago, Antonio Cáceres y Antonio Cano Ortiz con Alberto Marina en tareas de moderador.

Le gustaba oír música de Bach y Mozart mientras escribía prosa desde Sevilla para el mundo. "Los que leíamos el New York Times, el Times o a Chomsky nos lo hemos perdido", admitía el sobrino-nieto de Cernuda, que atisbó en la presencia de Ortiz en los Pinelo hace un año sombras de "desazones y desolaciones". Encontró en Cernuda una agenda con muchos nombres borrados, lo que le llevó a hablar con acierto de "intransigencia epistolar".

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