Mendelssohn en un plenilunio de otoño
Solistas: Rocío de Frutos, soprano; Pablo Travé, viola. Director: Santiago Lusardi Girelli. Programa: 'Luna llena de emoción' (obras de Felix Mendelssohn). Lugar: Iglesia de San Isidoro. Fecha: Martes 17 de diciembre. Aforo: Tres cuartos de entrada.
Aunque la noche nublada hizo indistinguible el perfil lechoso de Selene en los cielos sevillanos, Santiago Lusardi quiso adornar el último plenilunio otoñal con un un programa que bajo el título de Luna llena de emoción se nutría en exclusivade música coral de Mendelssohn, tan poco programada habitualmente.
Bien enraizada en la tradición germana que nace de la Reforma luterana y tiene como puntales ineludibles a Schütz y Bach, la música coral de Mendelssohn presenta esa estética clásica y apolínea del compositor, con un gusto indisimulado por las consonancias, el pulido melódico y la claridad armónica, que en ocasiones termina derivando en cierto almibaramiento, y el pequeño motete Denn her hat seinen Engeln es buen ejemplo. Un bomboncito, sin duda sabroso, pero de una dulzura excesiva, como en cierta medida el Hear the prayer, obra inglesa, estrenada en Londres, en la que Rocío de Frutos mostró la madurez que ha alcanzado su bella y bien modulada voz. No es el caso en cambio del Salmo 100, el Jauchzet dem Herrn, alle Welt! que abría programa, una pieza de admirable progresión dramática, o los seis himnos, breves y variados, de la Op.79. Curioso el arreglo final de Verlih uns Frieden, obra también suave y llena de lirismo, con acompañamiento de clarinete, flauta, viola y piano.
Aunque el conjunto es en esencia aficionado y la calidad de las voces, irregular, el Coro de Cámara de Sevilla mostró buena línea, correcto empaste y un muy buen trabajo sobre las dinámicas, por más que la prestancia y la plenitud de las voces se desdibujara en los pianos y en los contrastes faltara un punto más de sutileza.
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