"Investigar la documentación de Isabel quitará mitos"

Liliane Dahlmann. Presidenta del patronato de la Fundación Casa Medina Sidonia

La responsable del legado de la Fundación anuncia que pronto podrá estudiarse el archivo de la duquesa

"Investigar la documentación de Isabel quitará mitos"
"Investigar la documentación de Isabel quitará mitos"
J. A. López · T. García Cádiz

02 de junio 2013 - 05:00

-¿Cómo surge solicitar la declaración de Patrimonio de la Humanidad para el Archivo?

-Ya en vida de Isabel barajábamos la idea, pero creíamos que era muy difícil. Empezaron las conversaciones con el que era entonces director general de Archivos y Bibliotecas, Rogelio Blanco, en tiempos de Carmen Calvo. Al final, ha nacido aquí la iniciativa, por parte del Grupo Ciudadano de Sanlúcar y por supuesto todos los grupos lo han apoyado.

-¿Hay más archivos que sean Patrimonio de la Humanidad?

-España tiene el Tratado de Tordesillas, que es un documento. Esto sería el Archivo, quizás luego tengamos que delimitarlo, porque tiene que ser algo único en el mundo. Único en el mundo hay: Los diarios de Almadraba, que sólo los tenemos nosotros; tenemos un fondo de la expulsión de los moriscos muy importante e interesante, que nos habla de todo el desarrollo, de cómo se inició y de cómo fue el proceso de la expulsión, y ahora que está tan de moda lo de las minorías, pues podría servir. Luego tenemos un fondo inigualable que es toda la historia del Coto de Doñana. ¿Qué ocurre? Que el parque natural ya es patrimonio de la humanidad y con ese fondo sólo tendríamos que adscribirnos a esa declaración. Tenemos un fondo muy interesante que son Las Cartas de los Pueblos del Estado, esas cartas, esa correspondencia nos hablan de todo lo que es la vida cotidiana de una sociedad, el imaginario, el género; eso, para conocer cómo fueron los andaluces en siglos pasados, ese fondo es único, y nos remite a algo muy privado, muy personal. Se habla de los sentimientos, de los deseos, del imaginario del momento; son del siglo XVIII.

-¿Cómo seguirá ahora el proceso para ser Patrimonio de la Humanidad tras el apoyo de la Diputación de Cádiz?

-Ahora va al Parlamento de Andalucía, para sumar apoyos institucionales, luego irá a Madrid. Y una vez aquí, será la Dirección general del Libro la que tenga que establecer contacto directo con la Unesco. A partir de ahí, por supuesto, buscaremos apoyos en universidades, embajadas, asociaciones, ateneos, sociedad civil, firmas, te viene a ver un comité de expertos, evaluación. Es un reto bueno y sería el espaldarazo definitivo para la Fundación Casa Medina Sidonia.

-Fue Isabel, la duquesa, quien ordenó y catalogó el Archivo. ¿Cómo están ordenados estos 6.318 legajos?

-Pues cuando lo trajo de Madrid, todo estaba revuelto, ella decide hacer unas carpetillas y, según iban saliendo los documentos de esa montaña de papeles, los anotaba en unos catálogos. En total hay 20 catálogos. Están reunidos por casas y contienen el número de legajo, el año, el tema y un pequeño resumen del contenido. Todo a mano, porque en aquella época no había ordenador. Los investigadores lo consultan para poder ir al documento concreto que necesitan. Ya sólo por estos índices nos tendrían que declarar Patrimonio de la Humanidad. Además, están hechos con mentalidad de historiador, no de archivero.

-¿Y estos catálogos están digitalizados?

-Sí, están digitalizados. Este año no hemos podido porque no han venido fondos, pero en los años anteriores estamos tratando de volcar la información a un catálogo con las Normas ISAD (G) para que en su día el investigador no tenga ni que venir a Sanlúcar, sino que desde la red pueda consultar los fondos que hay.

-¿Qué porcentaje del Archivo está digitalizado?

-Muy poquito, el 1% más o menos. Nos queda mucho por hacer, empezamos hace cinco años y cada año se hacen unos 30.000 documentos, un equipo de dos personas, pero, claro, son seis millones de documentos.

-Es otro de los objetivos, entonces.

-Sí, si nos declaran Patrimonio de la Humanidad, seguro que no nos faltarán fondos para acometer esa tarea.

-¿La partida siempre viene del Ministerio de Cultura?

-No, y de la Junta. La Junta ha financiado el Catálogo de los Vélez, y el Ministerio, la digitalización del Fondo de Medina Sidonia y el Catálogo de Medina Sidonia. Eso es lo que se ha hecho en los últimos cuatro años, menos el año pasado en que no había ni un duro, y este año pues menos.

-¿Cuáles son los retos principales a los que se enfrenta un archivo privado que decide hacerse público?

-Es complejo. De momento, ya somos de la Red Andaluza de Archivos. Ese fue un paso que se dio, importante, porque por lo menos ya estamos encuadrados dentro de un epígrafe jurídico. Antes era de ámbito privado. Isabel lo recalcaba mucho: es verdad que la institución que lo protege es privada, pero con patronos públicos, y luego el fin de esa documentación, el fin, es de interés general, es público. Un archivo, por supuesto, tiene que estar bajo el control de los poderes públicos, aunque lo gestione una fundación privada. Pero todos los archivos tienen que estar abiertos.

-¿Se sigue nutriendo el Archivo de documentos nuevos?

-No, lo último es la documentación de Isabel, con eso hemos cerrado el archivo.

-Pero eso no será investigable ahora mismo, tiene que guardar un periodo.

-Bueno, sí, pero, vamos, será pronto. Yo lo estoy catalogando, dividiéndolo en secciones y tampoco va a pasar mucho tiempo para que se pueda investigar. Pienso que es una persona que cuanto antes se la conozca en profundidad, mucho mejor. Así, se quitan muchos mitos y muchas barbaridades. Permitirá saber cómo son exactamente las cosas, no como se fabulan. Es lo que ella quiso siempre, no tenía sentido de la intimidad y aquí está todo su archivo.

-¿Y para usted, en particular, desde que Isabel ya no está, el trabajo se le ha acumulado, es más difícil o menos, como ha sido esta etapa?

-Muy dura, muy dura, porque aquí somos todoterreno, hoy estoy aquí y mañana estoy en otro lado. Antes, con Isabel, nos dividíamos, ella era la cabeza visible, la conferenciante, y yo hacía el trabajo de campo. Ahora todo me toca a mí, soy la cabeza visible. Tampoco me siento muy cómoda en ese papel, pero es el que me ha tocado.

-El Archivo ayuda a situar a Sanlúcar en el mundo, ¿jamás se ha pensado en deslocalizar el Archivo?

-Nosotros, desde luego no; otros, sí. La Fundación no, y ni Isabel por supuesto. A alguno le gustaría, y en su tiempo hubo muchas presiones para que este Archivo se marchara. Creo que es imposible. Además, es absurdo deslocalizar a los archivos, que son una seña de identidad del pueblo. O sea, que no. Precisamente la Fundación existe por el Archivo.

-¿Y cree que la sociedad civil es consciente del peso de este Archivo, de su importancia patrimonial?

-Nos queda una asignatura pendiente, que es concienciar a la sociedad civil. Yo no sé de quien es culpa, probablemente de nosotros, que no sabemos llegar, pero es una asignatura pendiente porque la sociedad tiene que saber lo que es un archivo, no sólo éste, sino cualquier archivo, la importancia que tiene el documento a la hora de situarnos en nuestro estado jurídico, civil, mental, social, es nuestro DNI. Le da fidelidad al presente. Sí, es verdad que la sociedad está al margen, y mira que hay una buena política de archivos en Andalucía, y en España en general, pero lo que pasa es que cuesta. Hay que empezar en los colegios y fomentar más la investigación. Los jóvenes que están aquí ahora vienen de París expresamente para investigar en el Archivo.

-¿Y cuáles son los retos que tiene por delante la Fundación?

-Ser declarados Patrimonio de la Humanidad, alcanzar un nivel de equilibrio económico, no estar siempre pendiente de los vaivenes, de las subvenciones, que eso agota mucho mentalmente y hace perder mucho tiempo en cuestiones que deberían estar resueltas. También que la gente conozca la Fundación, que conozca la figura de Isabel. Que esto encuentre la estabilidad que se merece y por la que tanto luchó ella.

-¿En los Presupuestos Generales de este año está la partida reservada a la Fundación?

-Sí, sí, está, otra cosa es que llegue porque el año pasado estaba y no llegó. Es verdad que hay crisis, yo lo entiendo, pero esto es una Fundación que tiene las puertas abiertas, que tiene su personal, y que a la gente a veces le hemos tenido que decir: "Pues este mes no podemos pagar", y eso es una angustia... Y luego también, tampoco es tanto, que aquí estamos gestionando una hectárea y media de patrimonio, con obras de arte, archivo, creo que la pequeña contribución que hacen las administraciones no es, de verdad, como para no darlo.

-¿No le entran ganas, estando aquí todos los días, de buscar un documento y leerlo?

-(Ríe) No, ojalá tuviera tiempo. Antes lo hacía. Cuando falleció Isabel estaba haciendo yo mi doctorado y era fantástico.

-Eso tiene que ser mejor que navegar por internet.

-Sí, sí, sí, porque además es muy policiaco, vas atando cabos porque a veces intuyes algo, pero el documento no te lo ha dicho todavía, entonces tienes que buscar. El historiador tiene que ser muy lógico para después poder unir los distintos acontecimientos, y eso es algo que sí echo de menos, la investigación.

-Es importante el olfato.

-Claro. Y la intuición cuando se está leyendo el documento: aquí va a pasar esto (ríe).

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