El creador del baile por seguiriyas

El profesor e investigador José Luis Navarro García presenta una completa biografía sobre el vallisoletano Vicente Escudero, acaso el más influyente de los bailaores del siglo XX.

Vicente Escudero con Antonio Gades en la Rambla de Barcelona, fotografiados por Colita.
Vicente Escudero con Antonio Gades en la Rambla de Barcelona, fotografiados por Colita.
Juan Vergillos

26 de mayo 2013 - 05:00

Vicente Escudero, un bailaor cubista es un recorrido por la vida de Vicente Escudero Uribe (Valladolid, 1888-Barcelona 1980), acaso el más influyente, y polémico, de los bailaores flamencos del siglo XX. Hijo de zapatero, Escudero es aficionado desde niño, según confiesa, a andar con los gitanos de su tierra y aprender de sus bailes y cantes. Su afición por el baile lo lleva a dedicarse profesionalmente al mismo en ferias y fiestas de su comarca, en las que hace un número llamado El Tren donde imita la entrada y salida de un tren de la estación a través de su zapateado. En 1905 decide aprender el baile flamenco y para ello entra a formar parte del elenco del Café Cantante La Marina del que es despedido por no conocer el compás flamenco, según propias declaraciones reproducidas por Navarro García. Sigue el autor el periplo de Escudero por Santander y luego en Bilbao, donde conoce, en el Café de las Columnas, a Antonio el de Bilbao, quien lo introduce en los secretos del compás flamenco.

Animado por su maestro viaja a Linares a conocer al Jorobao de Linares, del que aprende también su técnica. Se reintegra en el circuito de los cafés cantantes madrileños, el cual alterna con actuaciones en los cinematógrafos, en los entreactos y fines de fiesta donde baila la farruca y unos tangos cómicos. Luego pasa a Portugal y a París (en realidad, se marchó de España para evitar el servicio militar), donde actúa en cabarets y salas de fiesta. De hecho, es contratado por un local a los pies de la torre Eiffel, donde baila el tango porteño. Hasta que en 1920 gana, ejecutando un pasodoble a dúo, un Concurso Internacional de Danza organizado por el Teatro de la Comedia, que le permite instalarse definitivamente en París y le abre las puertas del Teatro Olimpia, la Sala Gaveau y en 1924 las del Teatro Fortuny. Su éxito lo lleva a llevar allí a sus padres desde España, aunque no a su mujer y a sus hijos, a abrir una academia y ampliar su repertorio, aprendiendo los bailes boleros y folclóricos (jota, panaderos, sevillanas) que él hace a su manera "seca", según sus propias palabras. También interpreta obras de Falla, Turina, Albéniz y Granados.

En 1925 participa en el estreno de El amor brujo de la compañía de Antonia Mercé La Argentina en el que hace el papel de Carmelo. En 1935 lo estrenaría con su propia compañía en el Radio City Music Hall de Nueva York y lo repondrá en dos ocasiones más. Algunos números a dos pasarán a formar parte de su repertorio habitual. Su estancia parisina le hace entrar en contacto con las vanguardias pictóricas y literarias y comienza a pintar y a vivir la vida bohemia. En Mi baile se declara fascinado e influido por el surrealismo, el cubismo y el dadaísmo. Se instala en Montmartre y abandona en cierta forma los circuitos de danza. Alquila un pequeño local, al que bautiza como La Curva, en donde experimenta con su baile. De esta época data su famosa actuación en la Sala Pleyel, donde bailó al ritmo de dos dinamos eléctricas. De 1929 data su regreso triunfal a los escenarios españoles (en realidad, apenas era conocido en nuestro país) con el estreno en el Cine Avenida de Madrid de Bailes flamencos de vanguardia, con enorme polémica y éxito. Polémica causada por sus propias declaraciones en prensa en donde afirmaba que en España nadie sabía bailar flamenco, aunque a Manuel Chaves Nogales le confesó su pánico a no tener éxito en nuestro país, después de haber recorrido el mundo entero, desde París, con sus bailes. En 1931 participa en el homenaje organizado con motivo de la muerte de Anna Pávlova en Londres y en este mismo año hace su primera gira por América.

Debuta en Nueva York en 1932 con gran éxito de crítica. El repertorio de este estreno incluye solos y dúos con Carmita García, a la que había conocido en París y con la que baila el paso a dos de El amor brujo, la Danza del miedo y unas alegrías a las que llama La sonanta. Incluye la Danza del molinero de El sombrero de tres picos, Ritmos sin música, una jota, etc.

En 1939 presenta en el Teatro Falla de Cádiz el baile por seguiriyas, y al año siguiente en el Español de Madrid y en el Palau de Barcelona. Publica el libro Mi baile (1947) y al año siguiente expone en la galería Clan de Madrid sus Dibujos automáticos. Inicia de esta manera una carrera paralela de escritor, pintor y conferenciante. Al mismo tiempo sigue su carrera internacional con el mismo éxito que en los años 20 y 30. Graba algunos discos como cantaor. En 1951 presenta en el local bohemio barcelonés El Trascacho su Decálogo del baile flamenco. En los 50 y 60 se suceden los homenajes, como el que se le dio en Córdoba en el Concurso de 1966. En 1961 muere Carmita García y desde 1965 vive y baila con María Márquez. 1969 es el año de su retirada definitiva. Muere en Barcelona a los 91 años. Antonio Gades, del que fue "maestro de brazos", Javier Barón, Galván o Marín, entre otros, se reconocen como discípulos suyos.

De toda esta peripecia vital da cuenta de José Luis Navarro García en este libro, así como del análisis pormenorizado del baile y su personalidad, así como su influencia en los bailaores contemporáneos, como Israel Galván o Andrés Marín. Navarro García lo define como "heterodoxo y puritano", lo cual no es ninguna contradicción, como sabemos, sobre todo en lo que se refiere a las vanguardias históricas, en cuyo contexto debe ser entendido el baile de Escudero.

La obra se presenta como una biografía al uso con abundancia de material de archivo, singularmente de las entrevistas realizadas por el bailaor, las críticas que suscitaron sus actuaciones y sus propios escritos, entre los que destaca el autobiográfico Mi baile, que ya hemos citado varias veces.

La obra, de 296 páginas, ha sido publicada por la editorial Libros con Duende, especializada en la edición digital de obras de temas flamencos.

José Luis Navarro García es doctor en Filología Inglesa y profesor de la Facultad de Ciencias de la Educación de la Universidad de Sevilla. Es miembro de número de la Cátedra de Flamencología y Estudios Folclóricos Andaluces. Ha recibido el Premio Demófilo de Investigación, la Insignia de Oro de la Tertulia Flamenca de Enseñantes y el Premio Nacional de la Cátedra de Flamencología. Entre sus publicaciones dedicadas al flamenco destacan Aproximación a una Didáctica del Flamenco, Los Cantes de las Minas, Cantes y Bailes de Granada, Semillas de ébano. El elemento negro y afroamericano en el baile flamenco, De Telethusa a La Macarrona. Bailes andaluces y flamencos y la Historia del baile flamenco en cinco volúmenes. Ha formado parte, entre otros, de los jurados del I Premio Andalucía de Flamenco, de la Bienal de Flamenco de Sevilla, del Concurso Nacional de Tarantas de Linares y del Festival del Cante de las Minas de La Unión.

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