Muero, mueres, muerte
Compañía Nacional de Danza. Director artístico: José Carlos Martínez. Dirección y coreografía: Goyo Montero. Música: Sergei Prokofiev. Escenografía: Goyo Montero y Verena Hemmerlein. Bailarines principales: T. Akiyama, A. Falieri, K. Everhart, M. Jiménez, S. Y. Kim, F. Lorenzo, M. Martín, I. Montllor, J. Monzón, R. Ocampo, L. Vidal. Lugar: Teatro de la Maestranza. Fecha: Sábado, 11 de mayo. Aforo: Casi lleno.
Esta versión de Romeo y Julieta de Goyo Montero discurre con una sutileza y una gracilidad sorprendentes. Los pasos se transforman unos en otros haciendo gala de una continuidad particularmente vivaz. También llama la atención el dinamismo que se pone en juego en el escenario mediante el diverso uso que se hace de los elementos modulares que dan cuerpo a una escenografía repleta de aciertos. Los módulos levantan balconadas y convierten a los protagonistas en plantas trepadoras. Asimismo, permiten al dios tiempo, Mab, que también es muerte, ordenar los acontecimientos. Haciendo que este personaje mueva al resto como con hilos, Montero reflexiona acerca del papel del destino en la obra de Shakespeare. Probablemente, su mayor acierto consista en los abundantes apartes que tienen lugar a lo largo de la obra entre la muerte y los intérpretes que ofrecen cartografías sui géneris del clásico. Además, cabe destacar la belleza del baile de máscaras, sin duda, uno de los momentos más impresionates de la pieza de Prokofiev (qué pena que no hubiera músicos en el foso). No es gratuito que allí también haya módulos, pero humanoides, resaltando esa cercanía entre la muerte y la vida característica del drama.
No obstante, se echa en falta un enfoque más contemporáneo por parte de la compañía nacional. Si bien el trabajo contemporáneo es palpable, predomina la mirada clásica (además, clásicas son las piruetas y los grandes saltos). Por otra parte, ¿por qué no se aprovechará estas obras, tan conocidas, para dar rienda suelta a la forma? Los momentos donde se intenta ser narrativamente fiel al texto son los menos interesantes. Romeo y Julieta también puede ser un pretexto para la danza. Por otro lado, qué poca fuerza la de este Romeo.
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