Noches de cortocircuitos y pop absurdo con Cristina Domínguez

Es improbable, en efecto, que el Fary imaginase alguna vez el efecto de escuchar sus canciones recitadas "como si fueran poesía becqueriana". "Si el hombre lo hubiera llegado a pensar, pobre, se habría esmerado un poquito más", dice entre risas Cristina Domínguez, que sí realizó ese ejercicio de descontextualización y reducción al absurdo con las bravas canciones del creador de la mandanga y el melocotonazo. De su repertorio, pero también de la aplicación de esta lectura "macarra" de greatest hits del imaginario sonoro popular -Shakira, Ecos del Rocío, El Puma, Mecano, Los Chichos, Junco, Daddy Yankee, incluso Leticia Sabater...-, de esa clase de canciones que forman una suerte de rumor de fondo y cuyas letras rara vez se escuchan con plena atención, surgió Rapsodia barata, el espectáculo -"ni una obra de teatro ni un monólogo, sino más bien un anti-recital"- Rapsodia barata, que la actriz sevillana estrenó con gran éxito el pasado mes de noviembre en Madrid, donde reside en la actualidad, y que regresa ahora a Sevilla tras un estreno en formato más íntimo, para familiares y amigos, meses atrás. "Lo bueno que tiene el show es que es muy vivo y la estructura no es nada férrea... Si escucho un temazo nuevo o me sugieren alguna canción en plan pero cómo no has metido ésta, le hago un huequecito y así no me aburro nunca", dice Domínguez, que llega hoy y mañana, ambas noches a las 21:00, a la CasaLa Teatro, una pequeña, acogedora y singular sala habilitada en el Altozano, en pleno mercado de Triana (entradas a 12 euros, 7 si se compran por anticipado en atrapalo.com).