Larga vida a la Noche en blanco
Rotundo éxito de público para la celebración de la cultura en 35 espacios de la ciudad · El desconocido aljibe de la Pescadería concitó la atención de centenares de sevillanos · Ambiente festivo en la Alfalfa y las 'setas'
La cultura interesa. La cultura mueve masas. La cultura no parte de las propuestas gubernamentales (no necesariamente). Habría que repetir estas máximas a diario, casi como un mantra, en foros, reales y virtuales, para que calara este discurso y no tanto el de que aquí la gente siempre se mueve para lo mismo. Porque "Sevilla cuando quiere, se echa a la calle", decía Manuel Fernández, vicepresidente de la asociación Sevilla se mueve, colectivo que, junto con Cultura de Sevilla con el historiador Sergio Harillo al frente, ha sido responsable de recuperar en la capital andaluza la Noche en blanco, una propuesta que por la desidia política murió hace tres años y que ahora ha sido recuperada por la inicitiva ciudadana. ¡Y de qué manera!
Porque, a falta de datos oficiales, el balance que se puede hacer de esta Noche no es otro que rotundo éxito. Sólo este calificativo merece la participación de 35 espacios y la generosa respuesta del público sevillano, que respaldó todo tipo de iniciativas de punta a punta de la ciudad. Así se vivieron colas inéditas en el Antiquarium (cuya previsión era de recibir un millar de visitantes) y en la plaza de la Pescadería para entrar en el desconocido Aljibe, que se abrió anoche por primera vez al público, y la fiesta inundó, entre vinos, espacios como el Wabi Sabi en la calle Viriato, la librería Un gato en bicicleta, en Regina, la galería No-Lugar en Trajano o DeLimbo en Pérez Galdós.
Espacios para todos los públicos y actividades para todas las sensibilidades. Los responsables de la Casa de la Ciencia celebraban la afluencia a la charla que el escritor Antonio Rivero Taravillo ofreció sobre Luis Cernuda y la generación del mediodía, mientras que en la vecina Fundación Madariaga la cita fue con los diseños de jóvenes modistos andaluces. Y desde mucho antes de las nueve, el andén del Ayuntamiento era un no parar de curiosos deseosos de recorrer, de la mano de un grupo de docentes jubilados, los rincones de la Casa Consistorial. "En la sala San Fernando es donde el alcalde recibe a las autoridades y esos bargueños están repletos de recuerdos de personajes ilustres", relataba Mercedes Crespo, profesora que fue de Lengua Castellana y Francesa en el colegio San Jacinto, y una de las voluntarias que ayudaron a construir una velada especial.
Porque estas noches son, al fin, un mapa de las experiencias humanas. La del voluntario que se esmera en explicar el sentido del aljibe, "que data del siglo II y estuvo en funcionamiento hasta el V al servicio de la industria local". La de los músicos que, frente a la Seta Coqueta, animan el recorrido de los visitantes que de ahí enfilan hasta Lugadero, en la calle Correduría, para encontrar música y reflexión en torno a la arquitectura urbana. O de los ciudadanos que celebran una noche diferente y repleta, como el abogado Pedro Roldán, que se confesaba "ansioso" por "intentar abarcar tanta programación", a la vez que valoraba el "esfuerzo y mérito de estas tiendas por unir la cultura con su actividad comercial".
Y anoche hubo mucho más: teatro en Triana y en el Centro TNT, recorridos nocturnos en el CAAC, sombras de la Inquisición en el Castillo de San Jorge... pero sólo teníamos una Noche en blanco. Aunque, a buen seguro, vendrán más. El alcalde, Juan Ignacio Zoido, que participó en varias visitas, lo comentaba: "Sevilla tiene mucho patrimonio para presumir, para conocer mejor y para valorar". Larga vida a la Noche en blanco.
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