ROSS. Gran Sinfónico 4 | Crítica
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Miguel Zugaza (Durango, Vizcaya, 1964) acaba de cumplir una década al frente del Prado, museo que organiza junto a Focus y la Dulwich Picture Gallery londinense Murillo y Justino de Neve. El arte de la amistad. Esta muestra dedicada a la producción de madurez del artista sevillano puede verse hasta el 20 de enero en el Hospital de los Venerables, institución para la que fueron concebidas varias de las obras, hoy dispersas por colecciones públicas y privadas de todo el mundo.
-En el Prado, donde se inauguró, esta muestra incorporaba un segundo luneto procedente de Santa María la Blanca que no ha viajado a Sevilla. ¿Qué otras diferencias encuentra entre ambas sedes?
-Ese medio punto no cabía en los Venerables. Si metíamos un cuadro más la sala reventaba y la idea era que el grupo de obras estuviera unido con la excepción de la Inmaculada Concepción, que se muestra por fin en su marco original, conservado en la iglesia de los Venerables. En Madrid ésta era la exposición de un museo; aquí en Sevilla es muy diferente, hay algo más, muy emotivo: las imágenes recuperan su propio sentido de culto. Murillo se siente en casa. Debería haber una peregrinación al Hospital. Aunque yo entraría aquí como Cristo entre los mercaderes y eliminaría esos feos veladores que han ocupado toda la plaza de los Venerables. Es algo inconcebible.
-Este proyecto es el fruto de la colaboración entre tres instituciones. ¿Se plantearon reparar la injusticia que supone que sólo una de estas pinturas permanezca en Sevilla?
-Estudiar, restaurar, localizar y reunir las obras que formaron parte de esa relación tan fascinante de amistad y mecenazgo entre el Murillo ya maduro, extraordinario, de la segunda mitad del siglo XVII, y don Justino de Neve, una personalidad tan importante de la cultura barroca en Sevilla, ha sido un proyecto muy feliz. Y el haber podido colaborar con Focus y con la Dulwich para que la muestra viaje tras Sevilla a Londres, donde se conserva una buena parte de las obras pintadas por Murillo en relación a esta amistad, supone un sueño cumplido. La forma de poder corregir la Historia es realizar este tipo de proyectos, sin ningún miedo y con la mayor generosidad posible. Acercar por un tiempo a estos maestros a través de exposiciones, proyectos, investigación... es la forma de hacer razonable una situación por otro lado tan injusta.
-En tiempos de crisis las alianzas son más necesarias que nunca. ¿Cuál es la próxima actividad que el Prado acercará a Sevilla?
-Trabajamos para mostrar dentro de unos meses en el Bellas Artes la magnífica exposición de pintores del Norte del siglo XVII que conserva la pinacoteca madrileña.
-Unas declaraciones suyas lamentando la parálisis y falta de presupuesto del Bellas Artes de Sevilla han levantado polvareda.
-Me parece muy bien que tengan calado. No es el único caso pero el Museo de Sevilla es de los más bellos de nuestro país y le falta el proyecto de presente y de futuro que se merece. Nos hemos pasado años en las últimas tres décadas construyendo nuevas instituciones y nuevos museos y no hemos dedicado la misma energía a poner en valor estos museos tan únicos como el Bellas Artes. Y la inquietud nos llega ahora, en el peor momento, con los presupuestos públicos más ajustados. Pero creo que igual es un momento extraordinario para pensar en una solución definitiva para esta maravillosa pinacoteca.
-¿Qué ideas se le ocurren para dinamizar el Bellas Artes sevillano?
-Lo que tiene que haber es un compromiso claro de las administraciones pero también de la sociedad sevillana y andaluza. Muchas veces es la propia sociedad la que debe marcar a las instituciones las prioridades. Es el momento de darle visibilidad a ese maravilloso tesoro. Creo también que en la solución que se planteó hace muchos años de dividir la titularidad y la gestión [entre el Estado y la Junta de Andalucía] se cumple ese dicho de 'Casa con dos puertas, difícil de guardar'. Tiene que haber claramente un acuerdo sincero y generoso entre las instituciones a las que compete el futuro del museo para encarrilarlo sobre unas bases jurídicas, presupuestarias y técnicas suficientes para su buen desarrollo.
-¿Qué resorte movilizó a tantos mecenas y Amigos que hoy sostienen el Museo del Prado?
-Aunque los museos son muy diferentes, un factor fundamental en el Prado fue lograr un acuerdo político, un consenso parlamentario, para sacar al museo de la batalla partidista. Esto permitió pensar de forma objetiva y real qué derroteros tenía que tomar el museo. Y con ese consenso se enfocó el proceso de modernización y ampliación de la pinacoteca y se ha podido mover el proyecto. Aquí en Andalucía también se tendría que dar ese consenso político, que sería lo primero, y también compartir una misma visión con la responsabilidad que tiene el Ministerio de Cultura en el tema del Bellas Artes de Sevilla.
-El Ministerio de Cultura no dará un solo euro al Bellas Artes de Sevilla en 2013 y al Prado le ha recortado su aportación en un 30%. ¿Cómo hará frente a ese revés?
-Es un recorte muy importante del 30% pero el Prado lleva haciendo un esfuerzo desde hace años para compensar con ingresos propios la pérdida de recursos públicos y en esa dirección tendremos que seguir moviéndonos. Hay que avanzar por ahí pero no todos los centros tienen ese recorrido de buscar el apoyo en sus visitantes, en los Amigos... Es sin duda una situación difícil para la cultura en general.
-¿Cuáles son sus prioridades a la hora de diseñar su programa?
-Todas las exposiciones que hacemos tienen que ver con los intereses investigadores del museo y con la reflexión en torno a sus propias colecciones. Cuando los distintos departamentos de conservación tienen algo relevante que contar al público proponen un proyecto investigador que se convierte luego en una exposición. La actividad investigadora va íntimamente ligada a la difusión. Y los intereses del Prado son muy variados y amplios.
-¿Ha logrado el Prado dialogar de igual a igual con el Louvre y los principales centros expositivos?
-Está mucho mejor situado que otros museos internacionales. Se nos tiene que quitar la sensación de aislamiento. Los departamentos del Prado colaboran al máximo nivel con sus colegas científicos de los grandes museos del mundo. Los investigadores y conservadores son lo que hay que potenciar. Ahí es donde no vamos a recortar, en los proyectos de investigación, porque son los que terminan enriqueciendo el museo y explican bien el valor de las obras que componen su colección permanente.
-¿Por qué artistas apuesta la pinacoteca en los próximos meses?
-El 30 de este mes inauguraremos una muestra dedicada a Martín Rico, un gran paisajista español del XIX que gozó de muchísimo éxito en vida y fue muy demandado por los coleccionistas americanos. Será la primera gran exposición centrada en su obra y coincidirá con la que dedicaremos a partir de noviembre a los 20 primeros años de la vida de Anton van Dyck. Pasamos del último Rafael al primer Van Dyck, que es posiblemente el artista que representa mejor que ningún otro la genialidad precoz.
-Más de tres millones de personas visitan anualmente el Prado, que este año batió récords con la muestra de los tesoros del Hermitage.
-Superó nuestras expectativas. Ha sido la exposición más visitada en la historia del Prado pero tal vez lo más interesante fue el viaje de ida y vuelta entre los dos museos. También el Prado se presentó ante el público del Hermitage en una colaboración muy bella y exitosa.
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