El Bellas Artes inaugurará el curso con un proyecto de la Biblioteca Nacional

La pinacoteca mostrará en octubre la primera edición de 'El arte de la pintura' de Pacheco como parte del ciclo 'Otras miradas', que celebra en diferentes museos españoles los 300 años de la institución madrileña

El Bellas Artes inaugurará el curso con un proyecto de la Biblioteca Nacional
El Bellas Artes inaugurará el curso con un proyecto de la Biblioteca Nacional
Patricia Godino / Sevilla

17 de julio 2012 - 05:00

"Descríbense los hombres eminentes que ha habido en ella, así los antiguos como los modernos, del dibujo y el colorido, del pintar al temple, al oléo, de la iluminación y el estofado, del pintar al fresco, de las encarnaciones, del polimento y de mate, del dorado, bruñido y mate. Y enseña el modo de pintar todas las pinturas sagradas". Son estas palabras el subtítulo de El arte de la pintura. Su antigüedad y grandezas, el célebre tratado escrito por Francisco Pacheco (Sanlúcar de Barrameda, 1564- Sevilla, 1654) en 1638 que hoy, casi cuatro siglos después, continúa siendo uno de los mejores libros para entender la pintura religiosa que se desarrolló en una de las épocas más complejas y brillantes de nuestra historia.

La primera edición de esta obra, publicada en Sevilla en 1649 por Simón Fajardo en Cerrajería (como se aprecia en la imagen que acompaña este texto), se podrá ver en el Museo de Bellas Artes de Sevilla gracias al ambicioso proyecto expositivo Otras miradas, con el que la Biblioteca Nacional de España (BNE) celebra sus 300 años.

En el año de su tricentenario, la institución que dirige Gloria Pérez-Salmerón sale al encuentro de museos nacionales y autonómicos, busca otros visitantes y miradas con un proyecto que implica, por primera vez en España, a casi una treintena de instituciones en una exposición conjunta. Manuscritos, dibujos, grabados, lienzos, mapas y libros procedentes de los fondos de la BNE entablarán un diálogo con piezas maestras de las colecciones de las pinacotecas integradas en esta feliz propuesta que coordina Juan Manuel Bonet y organiza Acción Cultural Española.

Bajo el título Otras miradas, el proyecto ha pasado por diez museos de Madrid, entre ellos el Prado, el Thyssen y el Reina Sofía. A partir de mañana, llega a centros de arte de varias capitales como Bilbao, La Coruña, Zaragoza y Valencia, entre otros. A partir del 9 de octubre, y hasta el 9 de diciembre, la tercera y última fase del ciclo recalará de manera simultánea en Sevilla, Albacete, Ceuta, Granada, Melilla, Mérida Murcia, Toledo y Barcelona.

De este modo, como arranque del próximo curso expositivo, el Bellas Artes hispalense abrirá sus puertas a este proyecto que permitirá la exposición conjunta del tratado de Pacheco, testimonio de la mentalidad del suegro de Velázquez, fundamental en su formación y pintura temprana, y el monumental lienzo San Hugo en el refectorio de los Cartujos (1655), de Francisco Zurbarán, una de las joyas barrocas por excelencia, que narra el milagro acaecido hacia el año 1084 en la Cartuja de Grenoble. Fue Pacheco, no obstante, un personaje muy unido a los preceptos del Concilio de Trento, sínodo a raíz del cual se establecieron unos objetivos que debía cumplir estrictamente el arte, en concreto el religioso, en base a unos fines didáticos y morales, además de presentar los modos de vida honestos que debía llevar el artista, un dogma que casa a la perfección con la espiritualidad de Zurbarán, pintor de atormentada fe. Es El arte de la pintura una fuente de primer orden para conocer y llegar a entender la pintura que se realizaba en el siglo XVII, sus fuentes e intenciones, etapa en la que la escuela sevillana brilló de manera absoluta.

Aunque el tratado ha conocido, lógicamente, ediciones posteriores -como la decimonónica de Cruzada Villamil, la de Sánchez Cantón de 1946 y la de Bonaventura Bassegoda i Hugas de 1990-, la visita del original de 1649 al Bellas Artes de Sevilla supone un reencuentro con el pensamiento de Francisco Pacheco, del que la pinacoteca atesora un puñado de piezas que sirven para seguir la evolución de su estilo, entre las que destaca Retrato de una dama y un caballero ancianos (h. 1630).

Cabe subrayar, además, que la llegada de esta propuesta al Museo es posible gracias a la colaboración entre instituciones, única vía posible, en estos tiempos de incertidumbre y austeridad, para la programación artística, que con acierto viene desarrollando Valme Muñoz desde su llegada a la dirección de la pinacoteca, como prueban las exposiciones cuyo paso por la ciudad ha impulsado, como la muestra Cuerpos del dolor: La imagen de lo sagrado en la escultura española, junto al Museo Nacional de Escultura de Valladolid o la visita la próxima primavera de El paisaje nórdico, con obras de Rubens, Brueghel y Lorena, del programa El Prado itinerante. Nueva prueba de la necesaria sinergia en el mundo del arte.

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