¿Se involucra en un sueño?

ilusión frente a la crisis La compañía coloca junto a Matilde Coral la primera piedra del inmueble

Viento Sur idea el 'Proyecto Esperanza', con el que los ciudadanos pueden colaborar con el futuro teatro de El Tardón comprando, de manera simbólica, ladrillos del espacio

Matilde Coral baila, junto a Cuadrelli y Lozano, ayer tras la colocación de la primera piedra.
Matilde Coral baila, junto a Cuadrelli y Lozano, ayer tras la colocación de la primera piedra.
Braulio Ortiz / Sevilla

19 de mayo 2012 - 05:00

Convencidos de que "en vez de esperar, hay que actuar", y cansados de cuatro años de demoras por las que, bromean, se sienten fieles al nombre del enclave donde se ubicará su teatro, El Tardón, los responsables de Viento Sur, Maite Lozano y Jorge Cuadrelli, han pasado a la acción y lanzado un mensaje de optimismo frente al acusado desencanto de la crisis. Su sueño de levantar un espacio escénico en Triana junto a Matilde Coral, un complejo donde además tanto la compañía como la bailaora tendrán sus escuelas, está más cerca de la realidad tras la colocación, ayer, de la primera piedra. En un emotivo encuentro en el que los protagonistas estuvieron arropados por amigos, familiares, alumnos y vecinos del barrio, se miró con ilusión al futuro, pero hubo espacio también para el recuerdo: entre los objetos que contenía la urna que se enterró estaba una fotografía del marido de Matilde Coral, Rafael García Rodríguez, fallecido hace dos años, "un ángel maravilloso que nos va a proteger", apuntaba su viuda.

Una ayuda de 400.000 euros por parte del INAEM, la cesión del suelo y una aportación de 38.000 euros del Ayuntamiento, así como un crédito bancario han hecho posibles los primeros pasos. Desde Viento Sur esperan que en octubre esté terminada la primera fase, la construcción del subsuelo y la primera planta de la escuela, con la idea de iniciar el próximo curso en el inmueble del Campo del Huevo, en la calle San José de Calasanz.

Lozano, que a lo largo de los 20 años de historia de Viento Sur ha apostado por un teatro arraigado en la sociedad, subrayaba ayer la repercusión que tendrá el teatro en la población. "El proyecto contempla una sala con capacidad para unas 100 personas. Habrá obras infantiles para el barrio, flamenco para los jóvenes, y esto tiene un patio para que en verano se hagan espectáculos al aire libre", explica. "Es una casa para Triana, y para Sevilla. Legalmente, dentro de 50 años, de los que ya tenemos que descontar cuatro, esto volverá a la ciudad". Matilde Coral se incorpora con entusiasmo a la conversación. "¿Tú sabes lo que va a significar para Triana tener un sitio donde se enseñe flamenco, danza, arte dramático?", pregunta mientras defiende todo el patrimonio que quiere legar a los alumnos. "Antes de que el flamenco fuera Patrimonio Inmaterial de la Humanidad, yo me he llevado 40 años reivindicando la Escuela Sevillana de Baile. Y yo hice el primer tratado sobre la bata de cola".

Debido a esas ramificaciones que el espacio escénico de Triana va a tener en la vida cotidiana, Viento Sur quiere implicar ahora a los ciudadanos en la apuesta a través de una iniciativa singular que han denominado el Proyecto Esperanza. Para completar las obras invitan a los ciudadanos a que compren "lo que llamaremos Ladrillos de la esperanza", que tendrán un precio simbólico de 10 euros cada uno. Quienes ingresen sus donaciones en la cuenta de la Asociación Viento Sur Teatro (Banco Sabadell Atlántico, nº 0081-0225-11-00011984-22), estarán entre los socios fundadores, tendrán descuentos para cursos y espectáculos y participarán en asambleas sobre el teatro.

Los impulsores de esta iniciativa aguardan también que las instituciones respondan al brazo tendido. Cuadrelli recupera una frase de Ionesco para la ocasión: "Las ideologías nos separan, pero los sueños nos unen. No querríamos que se pasaran la pelota los unos a los otros. Queremos que esto sea un ejemplo de colaboración entre lo público y lo privado, que todos los partidos lo apoyen", expresa. Todo será bien acogido si se logra romper así la inercia derrotista de estos tiempos. Como dice Maite Lozano, "lo importante de un edificio no es la primera piedra, sino la última, la que confirma que se ha terminado".

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