ENSEMBLE DIDEROT | CRÍTICA
Guerra y música en Berlín
feria del libro La pérgola acoge la primera mesa del ciclo 'Del olvido al mito'
Escribió en periódicos españoles, europeos y americanos. Escribió, escribió y escribió todo aquello que vio y escuchó en el tiempo que le tocó vivir, pero siempre en prensa, con series de reportajes amplísimas publicadas por entregas que se servían en el papel que cada mañana salía de las rotativas y que, en su caso -cosa de los que son grandes- es de una vigencia extraordinaria. "Nada de lo que escribió Manuel Chaves Nogales salió fuera de los periódicos, pero con según qué temas se permitía actuar sobre lo que contaba con elementos literarios", explica la profesora Maribel Cintas sobre el oficio que movió la vida de este periodista sevillano al que la Feria del Libro dedicó ayer la mesa El escritor y el periodista.
Convocados por el periodista Alfredo Valenzuela, coordinador del ciclo Del olvido al mito que continúa esta tarde, moderado por el crítico literario de Diario de Sevilla Ignacio F. Garmendia, y organizado por la Fundación Lara, la Diputación de Sevilla y la Consejería de Cultura, la pérgola de la Feria reunió a Maribel Cintas, el historiador Santos Juliá y el periodista Xavier Pericay para trazar el perfil de este periodista ahora justamente rescatado para mayor alegría de su familia, que ayer arropó el acto con la vitalista Pilar Chaves, su hija, a la cabeza. ¿Es Chaves Nogales una moda o ha venido para quedarse?, ¿dónde se fija en su obra el límite entre periodismo y literatura?, ¿se han recuperado todos sus títulos? y lo que es más importantes, ¿por qué una obra de esta altura ha permanecido oculta durante décadas? Demasiadas preguntas en tan poco tiempo sobre la inmensa figura de un periodista "a la altura de Orwell", según Santos Juliá.
"Después de regalar a Sevilla esa maravilla que es La ciudad -escrito con 21 años-, y pasar por La voz en Córdoba", recordó Cintas, Chaves Nogales pasó por las redacciones del Heraldo, la Estampa y el diario Ahora y en todas ellas ejerció el periodismo de la mejor forma que sabía -acaso la única que existe-: ir, ver, preguntar, contar. "Esa disyuntiva del escritor periodista en Chaves Nogales es un estadio de la misma cosa, porque aunque haya fabulación, la realidad siempre está detrás, él estuvo allí"; el sevillano, continuó Pericay, "fue un periodista moderno, de su tiempo y del que quedaba por venir. Y ejerció un periodismo basado en el reportaje aun en los tiempos en los que fue director [del periódico Ahora], siempre con la progresiva adaptación de la tecnología a su oficio", de tal modo, que "si hoy viviera dispondría de un Ipad".
El trabajo de investigación y la apuesta de editoriales como Libros del Asteroide o Almuzara por su legado han puesto de nuevo sobre la mesa la figura de este "reportero, periodista y no por ello menos intelectual". Porque, para Santos Juliá, a diferencia de otros intelectuales de su generación, "Chaves Nogales se mantiene como un intelectual liberal" en el contexto de una España y una Europa que cae en los totalitarismos. "Cuando intelectuales de un lado y otro se ponen al servicio de sus causas, la de Chaves Nogales no es otra que la del pueblo, esto es, la de la legítima República democrática. Sin embargo, él sabe que en ese enfrentamiento entre fascismo y comunismo no se le ha perdido nada", cuando el periodista marche al exilio -primero a Francia, y tras la llegada de los nazis- a Londres "no olvidará lo que ve, y eso es lo que caracteriza su mirada liberal". Ésa es la vigencia de su obra, porque, "quien sólo ha visto de un lado, no tiene nada que decirnos hoy", opina Santos Juliá.
Camba, Pla, Graciel fueron, con mayor o menor precisión, coetaneos del sevillano, periodistas que "representaban esa tercera España", a la que tantas veces se ha apelado en pos del consenso, aunque, "Chaves Nogales representaba por sí solo esa cuarta España, la que aún defendiendo sus ideales continuó narrando la realidad" en una obra tan honda y necesaria en estos tiempos de hooliganismo político como A sangre y fuego.
Con el trazo ágil, buenhumorado y crítico de quien no tiene más trincheras que su libreta, narró también la Europa que precedió al baño de sangre de la Guerra Civil española. En agosto de 1928, convence a los editores del Heraldo de Madrid para embarcarse en un viaje en avión por Europa con la finalidad de escribir una serie de reportajes para el periódiço del que es redactor jefe. De Madrid a Baku, pasando por Madrid y Leningrado. Lo que en el periodismo actual es prácticamente una quimera, Chaves Nogales lo consiguió hace 90 años cuyo fruto quedó en una serie de reportajes que tituló La vuelta a Europa en avión. Un pequeño burgués en la Rusia roja, un delicioso libro, presentado ayer por Javier González Cotta y Eduardo Jordá en el Apeadero del Ayuntamiento, que rescata ahora la editorial Libro del Asterioide -el quinto de Chaves en su catálogo- que, en palabras de Luis Solano, su editor, viene a dar muestra de "amplitud de la mirada del mayor descubrimiento de la literatura española de los últimso 20 años". En esta ocasión con el avión, como triunfo de la aeronáutica, como aliado en una suerte de "aeroperiodismo literario", según el término acuñado por el periodista Javier González Cotta, que llevó a Chaves Nogales a vivir -y narrar- las fronteras de Europa, "no tanto las físicas, como las espirituales". En una obra, que para Jordá "está llena de matices con la voluntad de contar la verdad", de quien vio y contó. Y voló.
También te puede interesar
ENSEMBLE DIDEROT | CRÍTICA
Guerra y música en Berlín
Wicked | Crítica
Antes de que Dorothy llegara a Oz: la historia de Bruja Mala
Alhambra Monkey Week
La cultura silenciada
Las chicas de la estación | Crítica
Los escollos del cine de denuncia
Lo último
Antonio R. de la Borbolla | Presidente de la Asociación Nacional de Soldados Españoles
“El soldado español se hace querer en todas partes”
ESPECIAL MATADORES (IV)
Roca Rey: ¿Estadística o regusto?