¿Hay futuro después de Harry Potter?
El niño mago se jubila Los autores creen que el próximo éxito tendrá un "elemento impredecible"
Escritores y libreros especializados analizan las tendencias de la literatura juvenil y expresan sus preferencias en este sector
Aunque hace ya cuatro años que se publicó el último libro de la escritora J. K. Rowling, la segunda parte de la película Harry Potter y las reliquias de la muerte cierra el ciclo y ahora toca el relevo del niño mago que se ha convertido en toda una marca. Sólo queda preguntarse: ¿Quién sucederá a Harry Potter?
Tanto los libreros especializados en el sector como los escritores tienen claros los elementos que ha de tener una novela para enganchar al público adolescente. Ana Alonso, escritora de la saga La llave del tiempo, considera que "debe ser una historia bien estructurada con intriga, personajes atractivos y un componente amoroso, pero sobre todo debe estar bien escrita. Además, los lectores jóvenes aprecian que conecten con las cosas que a ellos les preocupan". Esperanza Alcaide, de la librería sevillana El Gusanito Lector, explica que "se debe partir de la fantasía y de los sueños para que los jóvenes se sientan identificados y, a partir de ahí, es cuestión de talento". Aunque Nerea Riesco, que se adentró en la literatura infantil con El secreto del desván, matiza que "no hay mucha diferencia con los adultos, muchos libros infantiles y juveniles les gustan a los mayores. Lo que ocurre es que la aventura y las circunstancias de estas novelas pueden llegar a rozar la fantasía y, en ocasiones, cuando se introduce fantasía en un libro se cree que es juvenil".
Muchos escritores se muestran disgustados ante la circunstancia de que haya habido cambios en las tendencias de otros autores a raíz de que Harry Potter tuviera tanto éxito. Así, Eliacer Cansino, último Premio Nacional de Literatura Infantil y Juvenil, afirma: "Algunos corrieron tras él. Creo que eso es un error. Un escritor no debe ir a rueda de otro, eso sólo funciona en el ciclismo y aún ahí se ve mal". Sin embargo, exponen que Harry Potter ya acabó con su último libro y le han sucedido otros como los de la serie Crepúsculo, de Stephenie Meyer o Elliot, de Joaquín Londáiz, autor que considera que sus novelas "tienen los ingredientes para dar un salto internacional, pero no resulta fácil que nos abran las puertas en el extranjero". No obstante, también existen autores reacios a estas tendencias y, como Cansino, no desean que "un libro inunde todo el mercado" y no quieren que "una sola obra tenga que entrar en la casa porque es lo que se lleva, un libro que lleve anexo a su portada juguetitos, camisetas, vales para una hamburguesería".
En lo referido a convertir sus libros en un producto audiovisual, la mayoría de los literatos no se muestra contraria ante la idea, pero todos sostienen que un libro y una película son productos totalmente distintos ya que, explica Riesco, "uno cuando lee esa novela crea el mundo y en una película eres consciente de que te crean el universo".
Como previsión de futuro, los autores y libreros apuestan por un libro fantástico pero que no se desligue de la realidad. Según Alonso, "un elemento impredecible será lo que hará de otro libro un nuevo éxito". Cansino, en cambio, tiene un deseo más especial: "Desearía que cada lector encontrase su libro, ese que puede llegar a transformarlo. Eso deja espacio para cuantos escritores hay en el mundo y para cuantos géneros puedan ser inventados".
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