Obama, sin palabras ni 'Plan B'

Las relaciones entre Estados Unidos e Israel pasan por su peor momento en años, con el presidente de EEUU y Netanyahu más como adversarios que socios en la búsqueda de la paz.

Peer Meinert / Dpa, Washington

01 de junio 2010 - 19:22

El presidente estadounidense, Barack Obama, hombre mediático a quien normalmente le gusta salir frente a las cámaras ante situaciones difíciles, se quedó esta vez sin habla ante el ataque israelí contra la Flotilla de la Libertad para Gaza.

El gobierno de Estados Unidos está acostumbrado ya a las malas noticias y sorpresas en lo que respecta a Israel en los últimos meses, como ocurrió con la provocación de anunciar -justo durante la visita del vicepresidente Joe Biden en marzo- nuevos planes para asentamientos judíos.

Pero nadie contaba con un acto de violencia tal como el ataque contra la Flotilla de la Libertad. Steven A. Cook, del Consejo de Relaciones Exteriores, opina: "Según todas las informaciones, la Flotilla de la Libertad tenía una carga estrictamente humanitaria. Los israelíes enfrentan ahora una pesadilla de relaciones públicas".

El primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, iba a viajar este martes a Washington para calmar las tensiones existentes desde hace meses con Obama. Pero también eso se quedará en nada. Las relaciones entre Estados Unidos e Israel pasan por su peor momento en años, con Obama y Netanyahu más como adversarios que socios en la búsqueda de la paz.

"El ataque israelí empeora los intentos de mejorar las relaciones con Estados Unidos", comenta también, aunque con moderación, el Washington Post. El problema básico es que Obama y Netanyahu estaban desde el principio destinados a caerse mal, tan diferentes son sus posiciones políticas y tan distinta la química.

Obama, mediador, diplomático, quería acercarse al mundo islámico y árabe, quería abrir un nuevo capítulo, también de cara a Irán. Quería sobre todo nuevas negociaciones de paz en Cercano Oriente y para conseguirlo insistió en el fin de los asentamientos judíos en los territorios palestinos.

Por el contrario, Netanyahu, El Halcón, no evita ningún conflicto: se arriesgó a enojar y dejar en evidencia públicamente a Washington con sus planes de asentamientos. Ya cuando el primer ministro estuvo en marzo en Washington no se les permitió a los fotógrafos acceder para tomar la clásica foto del apretón de manos. Y Estados Unidos hizo hincapié de forma clara después del encuentro en las diferencias.

Pese a todos los problemas, el diplomático George Mitchell retomó hace poco sus esfuerzos de mediación entre israelíes y palestinos. Se reunió con Netanyahu y luego con el presidente palestino, Mahmud Abbas, en las llamadas proxy talks, conversaciones indirectas, que eran el primer paso positivo en las esperanzas de Obama de lograr algo.

Esas esperanzas han quedado destruidas. Pero no está nada claro que Obama tenga realmente otra opción que insistir en el proceso de paz pese a todas las dificultades, pese a todos los retrocesos y sin importar quién gobierne en Jerusalén.

Cook, experto en Cercano Oriente, señala: "El incidente de Gaza dificultará temporalmente las conversaciones indirectas israelo- palestinas".

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