Una pasión por el canto solidario
El sello madrileño Enchiriadis abre una nueva colección económica con un disco de música de las tres culturas que tiene a la sevillana Rocío de Frutos como protagonista.
Músicas viajeras. Rocío de Frutos, sop. Música Ficta. Ensemble Fontegara. Raúl Mallavibarrena. Enchiriadis (Diverdi).
A Rocío de Frutos (Sevilla, 1978) resulta difícil lanzarle aquel viejo y quemado chiste del terrorista, la soprano y las posibilidades de negociación. Y es que pese a su contrastada calidad como solista uno no se la imagina en el papel de diva arrogante y caprichosa. "Yo adoro los coros", dice, "hay pocas experiencias más enriquecedoras para un cantante. Aquí parece que todos los cantantes que despuntan tienen que hacer carrera de solista. De los profesores de canto de los conservatorios no sale una palabra de coro, cuando es donde más posibilidades tienes de acabar". Y, en efecto, los coros marcan las diferentes etapas de una carrera aún incipiente, pero que la ha llevado ya por medio mundo: del Coro de la Universidad al Juan Navarro Hispalensis de Alonso Salas, auténtica cantera de la música antigua sevillana, y de ahí al Coro Barroco de Andalucía, ahora dolorosamente paralizado. "Es una lástima. En la década que estuvo funcionando a muchos de nosotros nos cambió la vida. Algunos éramos muy jóvenes y nos encontramos de pronto con gente como Lambert Climent, Lluís Vilamajó y Carlos Mena, tres auténticas figuras internacionales, dándonos clase, por la cara. Fue increíble y maravilloso. El coro funcionaba bien, pero llegaron los problemas económicos justo cuando se produjeron algunas disensiones internas, lo cual es normal: a lo largo de diez años, los caminos fueron bifurcándose."
Rocío vivió ya un caso similar con el conjunto Nova Lux, en Pamplona, un proyecto de coro profesional y estable al que accedió mientras estudiaba con Ana Huete en el Conservatorio Superior de Granada y que también fue vencido por la crisis y los conflictos internos. "Hubo problemas de entendimiento entre la Junta Directiva y los directores, lo que afectó a la estabilidad. Luego la crisis económica acabó por rematar un proyecto que podría haber sido modelo para otros similares. Ahora va a ser difícil que alguien se atreva a poner en marcha algo parecido, porque exige una inversión importante."
Desde entonces no le han faltado a la soprano sevillana grupos de primer nivel en los que ejercitar su pasión. "Hice la Misa en si menor de Bach con la Capella Reial de Catalunya de Jordi Savall y fue como un sueño. Disfruté como no creo que disfrute jamás cantando como solista. Ahora me han vuelto a llamar para cantar el Magnificat. Son experiencias increíbles, porque los conciertos de Savall suelen celebrarse en sitios siempre muy especiales. Por ejemplo, el Magnificat lo haremos en Versalles. También he colaborado con Leonardo García Alarcón, la Capilla Mediterránea y el Coro de Namur en un proyecto con música colonial española que está a punto de salir en disco. Conocí a García Alarcón en Navarra, cuando vino con Gabriel Garrido a darnos un curso sobre Monteverdi. Le seguí desde entonces y ahora que he tenido la ocasión de trabajar con él ha sido fantástico, porque es un hombre muy entusiasta, pero que además sabe muchísimo. Espero tener la ocasión de volver a cantar pronto en algún proyecto suyo."
El trabajo con el conjunto Musica Ficta que dirige Raúl Mallavibarrena se remonta a 2011, pero ha dado ya para colaboraciones en diversos géneros, que culminan ahora con la publicación de Músicas viajeras, un CD que incluye música sefardita, cristiana y musulmana y que parte de un encargo realizado desde Múnich que ha pasado ya por Noruega y Colombia. "Desde el principio tuve claro que la mejor manera de promocionar Músicas viajeras era con la imagen y con el audio. Así que decidí filmar las sesiones de grabación del disco", dice Mallavibarrena, que ha usado la plataforma de youtube para dar a conocer este trabajo. "Músicas viajeras es un CD muy heterodoxo. No es un disco de tesis, ni pretende otra cosa que proporcionar 40 minutos de músicas muy diversas e interesantes unificadas por instrumentos de hace cinco siglos, acompañando al mejor de todos: la voz. Con su publicación he querido además inaugurar en Enchiriadis una nueva senda de adaptación a los tiempos extraños (¿y terminales?) del mercado discográfico: la serie Arianne, una serie muy económica (también con menor duración y libreto muy básico), en la que espero sacar grabaciones que cueste menos producir. Así también se podrá dar cancha a artistas y grupos que están empezando".
Para Rocío de Frutos este trabajo era un desafío: "Yo había hecho alguna cosa de ese repertorio, cantigas, un poco de sefardí, pero no es mi especialidad. Me parecía interesante, porque se hace poca música medieval y me apetecía investigar por ahí. Pero en el fondo era un reto para mí, sobre todo las canciones sefardíes, tan desnudas; no puedes meter artificios ni sacar nada especialmente resultón. Si sale bien, queda bonito; si mal, la gente no se lo explica, con lo fácil que aparenta ser. Estás expuesta a todo. Pero yo estoy satisfecha con el resultado. El repertorio es encantador y, al ser una música de la que sólo ha quedado la melodía, tiene esa versatilidad de poder hacerlo de muchas formas distintas, y me gustó el planteamiento de Raúl. De hecho, este verano para las Noches del Alcázar vamos a hacerlo él y yo solos: las canciones sefardíes con acompañamiento pianístico".
La crisis amenaza con hacer trizas el tejido profesional andaluz: "Veo que a nivel amateur hay mucha efervescencia. Tenemos una gran estructura de base, pero apenas hay trabajo: yo ya canto más fuera que dentro de España, como si en nuestro país no tuviéramos patrimonio musical ni espacios maravillosos para la música. Es una pérdida grave. En poco tiempo se puede desmantelar una estructura que ha costado mucho tiempo desarrollar". Y en evitarlo la soprano sevillana pone también de su parte, tratando de impulsar proyectos en su tierra, como Vandalia, un cuarteto de polifonía que se presentó en diciembre pasado ("espero ampliar el formato en el futuro a cinco o seis voces") y con el que pretende desarrollar programas muy personales: "Me gustaría cantar madrigales. Y aunque no soy muy fetichista respecto a obras concretas, me encantaría hacer cuanto antes la Sestina de Monteverdi". Que sea pronto.
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