Celebrando a Lully

La histórica producción de 'Atys' presentada en París en 1987 por Villégier y Christie, repuesta y grabada por Fra Musica.

Un momento del 'Atys' de Lully en la histórica producción de Jean-Marie Villégier.
Un momento del 'Atys' de Lully en la histórica producción de Jean-Marie Villégier.
Pablo J. Vayón

09 de junio 2012 - 05:00

Lully: Atys. Solistas. Les Arts Florissants. William Christie. Jean-Marie Villégier. FRA Musica (2 DVD) (Harmonia Mundi).

Desde que en 1672 se convirtiera en el director de la Académie Royale de Musique (esto es, de la Ópera de París), Jean-Baptiste Lully, que en 1661 había obtenido ya el cargo de Superintendente y compositor de la cámara de Luis XIV, iba a poner todo su empeño en crear un tipo de ópera genuinamente francés, que se apartara lo más posible del expansionista modelo italiano. Había mucho de política en aquel proyecto. Acalladas las protestas interiores y engrandecida en el exterior tras la Paz de los Pirineos, la Francia del Rey Sol aspiraba también al dominio cultural del mundo.

Las intenciones de crear una forma de espectáculo musical enraizada en la tradición francesa se encontraban ya en las comédies-ballets que en colaboración con Molière, Lully presentó en la corte entre 1664 y 1670. La comédie-ballet suponía la evolución natural del ballet de cour, pero en su mezcla de teatro hablado y divertissement musical le quedaba todavía un paso para reproducir el modelo operístico italiano: una obra teatral completamente cantada y puesta en música. Ese paso lo dio el florentino en 1673 con la presentación de Cadmus et Hermione, la primera de sus óperas a las que, para distinguirlas aún más de sus homólogas transalpinas, llamó tragédies lyriques.

Las tragedias líricas tomaban sus argumentos de la mitología clásica, se estructuraban en un prólogo (alabanza explícita del Rey Sol) y cinco actos y musicalmente se caracterizaban por la inclusión de números de danza y el desarrollo de un tipo de canto declamado y expresivo, que abolía la rigurosa barrera entre recitativo y aria de la ópera italiana. Con libretos en la mayoría de los casos de Jean-Philippe Quinault, Lully escribió trece tragedias líricas (y dejó una decimocuarta incompleta) que marcaron el futuro del género en la Francia barroca y neoclásica.

En 1987, en la celebración del tercer centenario de la muerte del músico, la Opéra Comique de París encargó la exhumación de una de esas obras, Atys, de 1676, a William Christie y al director de escena Jean-Marie Villégier, quienes ofrecieron un espectáculo que supuso un antes y un después en la recuperación de la ópera barroca francesa. La recreación historicista no solo de la música sino de la escena, la iluminación y el vestuario (de la época de composición de la obra) abrió un camino que no ha hecho sino ensancharse en este tiempo.

En 2011, aquella producción fue repuesta por la Opéra Comique y de ahí sale este doble DVD de Fra Musica, que no solo incluye la representación, con un Christie aún más incisivo, claro y brillante que hace un cuarto de siglo y un estupendo elenco encabezado por el tenor Bernard Richter, Atis dramático e intenso, y la soprano Stéphanie D'Oustrac, sensual, noble y trágica Cibeles, sino que ofrece un documental en cinco partes de 100 minutos de duración que repasa la génesis tanto de la obra lullysta como del proyecto de 1987. Un trabajo monumental, una contribución extraordinaria a la visión que nuestro tiempo deja del arte musical y teatral de la Francia del siglo XVII.

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