Metafísica de lo mío

Crítica 'Me too'

Sobreviviendo al frío en 'Me too', de Aleksei Balabanov.
Sobreviviendo al frío en 'Me too', de Aleksei Balabanov.
Alfonso Crespo

06 de noviembre 2012 - 05:00

Me too. Director: Aleksei Balabanov. País: Rusia. Año: 2012. Duración: 83 mins. Intérpretes: Oleg Garkusha, Yuri Matveyev, Aleksandr Mosin.

Balabanov, preso de la etiqueta fatal de "cineasta de culto", rueda para el fan más o menos ridículo y para los festivales. Aun así, en Me too hay más cera que la que arde, y da la sensación, si bien puede que nos equivoquemos, de estar ante aquellas viejas películas con varios niveles de lectura: estaría la roadmovie desprejuiciada y recta, trufada por el pesado de Leonid Fedorov, en la que la inefable pandilla de ex-soviéticos -el gángster, el músico, el alcohólico, el padre de este último y una doctoranda de filosofía que ha terminado optando por la prostitución- pone rumbo al "campanario de la felicidad", edificación aislada y embarrada en un eterno invierno radiactivo donde, al parecer, algunos elegidos encuentran el teletransporte hacia la felicidad. Y, tras ella, otra cosa, quizás la pura y dura congelación de tanta ironía.

Me too, evidentemente, convoca un prestigioso antecedente, el Stalkertarkovskiano y aquella Zona donde los deseos, en su versión más decantada, inconsciente y por tanto problemática, se hacían realidad. Y la tentación, según la férrea lógica cinéfila, sería la de considerar al golfo Balabanov como un parodista del gran maestro, siempre serio y caviloso. No obstante, Tarkovski y Balabanov, y aquí estaría la gracia del asunto, no están tan lejos. Los cadáveres congelados, manchas negras en la nieve, la desesperación y bromas macabras con que los humanos se defienden ante lo misterioso e inexplicable implican secretamente a uno con el otro. Se trata en estos lugares de un espejo del propio cine, uno que a su vez señala la cruz de la condición humana, de la condición del espectador: una imagen entre imágenes que gracias a la capacidad de recordarse y soñarse se abre al delirio.

stats