Unidas por el éxito y el Camp Nou
Las dos escritoras que más venden son sobrinas de Asensi y Dueñas, que ficharon por el Barça el mismo año · Matilde Asensi y María Dueñas se conocieron en Barcelona y coincidieron ayer en Sevilla
Matilde Asensi (Alicante, 1962) y María Dueñas (Puertollano, 1964) se conocieron hace un par de semanas en Barcelona, en la celebración de Sant Jordi. Ayer coincidieron en Sevilla y comieron juntas entre firma y firma para reforzar la buena sintonía existente entre las dos mujeres que más libros han vendido esta temporada.
Los 300.000 ejemplares que Matilde Asensi ha vendido de Venganza en Sevilla, segunda entrega de su trilogía sobre Martín, Ojo de Plata, octava novela de la autora, y los 375.000 que la novel María Dueñas ha colocado en el mercado de El tiempo entre costuras suman muchos lectores. Tantos como llenar siete veces el Camp Nou. Una metáfora que les resulta menos ajena de lo que podría parecer.
La amistad que surgió en Barcelona entre las dos escritoras es la localización geográfica de una curiosa coincidencia. Matilde y María son sobrinas respectivas de los futbolistas Juan Manuel Asensi y Teófilo Dueñas. Los tíos de estas dos escritoras ficharon la temporada 1970-1971 por el Barcelona que entrenaba Vic Buckingham y presidía Agustín Montal. Hasta ayer no conocían que les unía algo más que su oficio y el best seller.
Las dos escritoras tenían seis años cuando Asensi debutó con la selección el 23 de febrero de 1969 contra Bélgica, todavía jugando en el Elche -"mi abuelo nunca quiso que jugara en el Hércules, ni él ni mi tío Antonio", dice Matilde Asensi- y cuando Dueñas, procedente del Rayo Vallecano, debutó en un Valencia-Barcelona el 28 de febrero de 1971. "El mismo día había muerto su padre, mi abuelo Julián", recuerda María Dueñas, "pero no quisieron decirle nada".
Matilde es hija del primogénito de los siete hermanos Asensi. María, del primogénito de los seis hermanos Dueñas. Los futbolistas que llegaron al Barcelona eran los benjamines. "Para mí es el tío Juan", dice Matilde. "Por él conocí a Cruyff, a Rexach, me presentó a Maradona". Cuando se fue con Pirri a probar fortuna en el fútbol mexicano, en el Puebla, le trajo a su sobrina un traje típico.
Estas escritoras han eclipsado la estela de sus tíos futbolistas. Como ellos, también rompieron el cerco de lo que Matilde Asensi llama "una ciudad de provincias". Esta periodista que hacía informativos -"en provincias no se hace cultura y esas sutilezas"- mandó sus dos primeras novelas a varias editoriales, con la negativa por respuesta. A Carmen Fernández de Blas, de Mondadori, le llamó la atención el título de uno de sus libros, Iacobus. "¿Tienes otra novela?", recuerda Matilde que le preguntó. "Y le mandé El salón de ámbar". De ahí a los cuatro o cinco millones que han sucumbido a la intriga de su prosa.
Tenían que buscar su particular Barcelona, la metáfora de sus tíos, aunque los dueños de Planeta sean del Espanyol. "Si yo tuviera la fórmula del éxito, me encerraba en mi casa a seguir escribiendo", dice María Dueñas. De Sevilla van con destinos diferentes. Matilde, a la Feria del Libro de Madrid. María, a la de Badajoz. "Me siento la mujer barbuda, de feria en feria", dice esta doctora en Filología Inglesa.
Matilde Asensi hizo las paces con el Hércules. "Eso era cosa de mi abuelo. El entrenador del equipo va a mis firmas y es lector de mis libros". Se trata de Boquerón Esteban Vigo, que jugó con Asensi en el Barcelona. Pasa junto a la caseta de la Fundación José Manuel Lara el político y novelista Felipe Alcaraz. "Tenía una buena izquierda", dice de Asensi. Y no con segundas. Es padre de Lucas Alcaraz, el entrenador del Córdoba.
Los tíos futbolistas son iconos de su infancia. Para Matilde Asensi, Sevilla es la ciudad que eligió para la segunda entrega de su trilogía, con documentación de Enriqueta Vila -en la Feria del Libro compró el libro sobre linajes y negocios que la americanista sevillana escribió con el peruano Guillermo Lohmann-; para María Dueñas, el nombre del equipo al que su tío le marcó tres goles. "Mi tío Eliseo dicen que era mejor futbolista, pero lo dejó y se hizo dentista".
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