Pedro Sánchez y cómo seducir a la clase media
El nuevo secretario general del PSOE parece estar recogiendo sus primeros logros cuando cumple un mes en el cargo.
Un mes después de ser elegido por las bases secretario general del PSOE, Pedro Sánchez afronta el desafío de consolidar su liderazgo, coser heridas internas y recuperar el deteriorado crédito electoral de los socialistas con un proyecto "radicalmente de izquierdas" que seduzca a la clase media. Hacia ellas se han dirigido los primeros mensajes del nuevo líder, que tendrá que apuntalar los incipientes frutos que, al parecer, ya está dando su nombramiento, según las encuestas publicadas tras su llegada a los mandos del partido, que sitúan a los socialistas pisando los talones al PP de Mariano Rajoy, cuando apenas unos días antes el CIS les distanciaba en más de ocho puntos.
A la parroquia socialista parece haberle gustado la elección de Sánchez y la fórmula escogida, una consulta a todos los militantes en la que quienes estaban al corriente del pago de su cuota pudieron votar el pasado día 13 de julio entre él, Eduardo Madina y José Antonio Pérez Tapias. Ganó casi con el 49% de los votos y barrió a sus rivales en Andalucía, en un apoyo sin precedentes de la federación más poderosa del PSOE que le obliga, al mismo tiempo, a desmentir que eso suponga estar bajo la tutela de su 'lideresa', Susana Díaz.
Prácticamente desconocido para la mayor parte de la propia militancia hace dos meses, cuando se destapó como "el candidato de la carretera", Sánchez se prepara ahora para anunciar que quiere disputar al PP la Presidencia del Gobierno en las próximas elecciones generales. Tendrá que pasar para ello por el tamiz de las primarias abiertas a toda la ciudadanía, programadas para noviembre próximo antes de que Alfredo Pérez Rubalcaba tirara la toalla y decidiera marcharse, aunque ahora casi todos en el PSOE dan por hecho que se retrasarán hasta después de los comicios de mayo de 2015. Incluso existe la duda de que vayan a celebrarse, sobre todo si Sánchez es candidato único.
Ya cuenta con el plácet de los barones territoriales si finalmente se decide a dar el paso, como se prevé, y también ha reclutado para su causa a algunos de quienes más insistieron en el pasado en recurrir cuanto antes a las primarias, como Carme Chacón y Tomás Gómez, a quienes ha llevado a su Ejecutiva. Los dos forman parte de una dirección federal poco integradora -a juicio de Madina y Pérez Tapias- pero muy renovada, ya que de los 38 miembros que la componen sólo 4 estaban también con Rubalcaba: Patxi López, María González, José Ramón Gómez Besteiro y Emiliano García Page. Junto a buena parte de los dirigentes territoriales se sientan en la Ejecutiva muchos jóvenes en lo que Sánchez ha definido como una "alianza intergeneracional" y otros más veteranos en el PSOE temen que se convierta en una "brecha intergeneracional".
El congreso federal ofreció pocas sorpresas, porque no se esperaba que los delegados torcieran la voluntad de las bases y Sánchez fue ratificado por aclamación, pero tendrá una papeleta más embarazosa en el Comité Federal, que se reunirá en la primera quincena de septiembre.
Durante estas primeras semanas Sánchez se ha reunido con el rey Felipe VI, con Mariano Rajoy, con los agentes sociales, y espera encontrarse próximamente con el presidente de la Generalitat, Artur Mas. Mientras tanto, esboza las líneas generales del proyecto con el que pretende que el PSOE gane las próximas elecciones, dirigido especialmente a la clase media y trabajadora que se siente "desamparada" ante las políticas de la derecha y en un país "hastiado, indignado y herido".
Quiere además salir al encuentro de los indignados y de todos los votantes que se alejaron del PSOE y se decantaron por otras opciones, así como seducir a los abstencionistas, a los que se "sienten engañados" por el PP y a todos los que quieren cambiar las cosas "sin populismos ni demagogias", en una clara alusión a Podemos. Con ese propósito, los socialistas ya están trabajando en un amplio paquete de iniciativas económicas y sociales, por ejemplo que todos los parados con hijos cobren una prestación, que trasladarán al Parlamento a partir de septiembre, con la vista puesta en ganar las municipales y autonómicas de mayo. Será ese el primer examen de Sánchez, no sólo en las urnas, sino entre los suyos, y hay quien sospecha que si no lo supera con buena nota quizás sus propios compañeros no le den muchas más ocasiones.
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