Los condes de Wessex rememoran la única visita de Isabel II al Peñón
Contemplan las aguas que rodean Gibraltar desde el mirador que la reina inauguró en 1954 · El príncipe Eduardo mantiene un encuentro con las unidades militares de las Fuerzas Británicas en la base naval
El príncipe Eduardo y su esposa Sophie Rhys-Jones, los condes de Wessex, vivieron ayer una intensa jornada en su segundo día de estancia en Gibraltar. El momento más destacado de la apretada agenda fue la subida que junto al ministro principal, Fabian Picardo, efectuaron a la Zona Alta, donde contemplaron las aguas que rodean Gibraltar desde el mirador que la reina Isabel II de Inglaterra inauguró en 1954 durante su hasta ahora única visita a los gibraltareños. Como colofón, una imagen de la monarca fue proyectada ya de noche en la cara norte del Peñón.
Las actividades arrancaron pronto, a las 09:30 horas con una visita a las instalaciones de las Fuerzas Británicas. A la llegada de los condes de Wessex, a quienes esperaban alumnos y alumnas del colegio Saint Christopher, en el que cursan sus estudios los hijos del personal militar destinado en Gibraltar, un avión Tucado y un Hawk ofrecieron un espectáculo acrobático para darles la bienvenida a la base naval.
Después y mientras la condesa de Wessex, que vestía un traje en tonos beige y negro, se reunía en el interior del edificio con representantes de organizaciones sociales, el príncipe Eduardo departía con miembros de las distintas unidades militares de las Fuerzas Británicas en Gibraltar: bomberos, artificieros, Policía, Real Regimiento, submarinistas, unidad canina y por supuesto el escuadrón marítimo.
A continuación, los condes de Wessex se trasladaron a los clubes de remo Mediterráneo y Calpe, donde Eduardo de Inglaterra, en actitud simpática, bautizó con champán una nueva embarcación con el nombre de Jubileo de Diamantes. "¿Estáis preparados para ésto?", dijo el hijo menor de la reina Isabel II antes de descubrir el nombre bajo un sol que abrasó a la prensa acreditada y por momentos también al conde de Wessex, quien aparecería en su siguiente parada ataviado con un veraniego gorro.
La siguiente parada pública fueron los jardines Alameda, pues previamente Sophie Rhys-Jones estuvo sin presencia de los medios de comunicación en el colegio Saint Martin y después junto a su marido en las instalaciones de la Autoridad Portuaria.
En los jardines Alameda, donde esperaban a los miembros de la Casa Real británica los alumnos de una guardería cercana, los condes de Wessex inauguraron una fuente con una placa que rinde homenaje a los trabajadores marroquíes. Asistieron a este acto los máximos responsables de las dos asociaciones que representan a este colectivo.
Ali Dousi, presidente de la Asociación de la Comunidad Marroquí, afirmó en declaraciones a este diario que es "un gran honor que se reconozca el trabajo de la mano de obra marroquí que cruzó el Estrecho para ayudar a Gibraltar cuando cerró la Verja. Es un día muy importante para nosotros", puntualizó Dousi, quien reconoció que el nuevo Gobierno socialista-liberal de Fabian Picardo está "facilitando" los trámites para que los marroquíes puedan conseguir la nacionalidad británica.
Por su parte, el ministro principal del Peñón, que estuvo acompañado en este acto por su ministro de Medio Ambiente, John Cortés, agradeció a los marroquíes la labor desarrollada en Gibraltar desde el año 1969 y agregó que, con esta placa, se quiere devolver "una pequeña parte de su enorme contribución".
Llegó así la hora del almuerzo antes de retomar la agenda oficial con una visita a la Zona Alta, uno de los lugares más emblemáticos de Gibraltar. Junto a los condes de Wessex estuvieron Picardo y su esposa Justine. El príncipe y el ministro principal aprovecharon unos minutos para departir privadamente mientras contemplaban la bahía y Marruecos. En el mismo enclave, Eduardo y Sophie Rhys-Jones tuvieron la oportunidad de conocer a algunas de las personas que participaron en la visita que Isabel II efectuó en 1954.
Posteriormente y por deseo expreso del Ejecutivo gibraltareño, los condes se desplazaron a la urbanización Moorish Castle, una de las zonas más humildes del Peñón. Los residentes se volcaron con los invitados reales, a los que cantaron incluso algunas frases en castellano. Una de ellas invitaba al príncipe Eduardo a hacer la ola y él secundó la petición imitando el gesto de los vecinos. La visita a Moorish Castle se completó con la inauguración de un parque infantil al aire libre.
El príncipe Eduardo y Sophie Rhys-Jones se dirigieron entonces al Convento, residencia del gobernador, para descansar. Ya por la tarde, acudieron a la céntrica plaza de Casemates para asistir a un desfile por el cumpleaños de la reina Isabel II. Posteriormente tuvo lugar en el Convento una fiesta por el mismo motivo con numerosos invitados.
Los condes de Wessex pondrán hoy fin a su visita a Gibraltar. No obstante, antes de marcharse realizarán varias actividades. Así, a primera hora de la mañana visitarán de forma privada King's Chapel y luego mantendrán un breve encuentro en el Convento con representantes de las distintas confesiones religiosas que conviven en Gibraltar.
A continuación se dirigirán a los nuevos juzgados y conocerán las instalaciones del Club Social Laguna. Por último se trasladarán a la nueva terminal del aeropuerto, cuyas instalaciones conocerán mediante una visita guiada que durará unos 45 minutos.
Luego tomarán el avión de regreso al Reino Unido. El gobernador, el vicealmirante Sir Adrian Johns, y el ministro principal les acompañarán hasta las escalerillas.
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