Zapatero: "¡Viva Cádiz!"
CON el rey Juan Carlos como protagonista supremo de la solemne apertura de IX legislatura de las Cortes, la intrahistoria de este primera sesión tuvo, sin embargo, mucho que ver con asuntos de candente actualidad y el traje gris, a lo Carla Bruni, de la princesa Letizia. Tras las palabras del presidente del Congreso, José Bono, que destacó los valores que unen a los demócratas y mencionó a la Isla de León y a La Pepa, el rey Juan Carlos, acompañado en la presidencia por la reina Sofía y los Príncipes de Asturias, pidió unidad a los partidos en política terrorista, económica y exterior, y almorzó con el presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, y los presidentes del Congreso y el Senado y sus respectivas Mesas.
Al margen del protocolo, como he dicho, el acuerdo entre el Gobierno y la Generalitat para trasvasar agua del Ebro estaba en boca de todos. Los socialistas le daban carácter coyuntural, y los populares estaban, sencillamente, indignados. Ni siquiera la presencia de la presidente de la Comunidad de Madrid, Esperanza Aguirre, y del alcalde madrileño, Alberto Ruiz-Gallardón, sirvió para tapar las ausencias del presidente aragonés, Marcelino Iglesias, y el valenciano, Francisco Camps, entre los invitados. La primera parada militar de Carme Chacón como ministra de Defensa formaba parte de runrún más insistente. En principio, ante el debate de si debe cogerse la baja materna de tres meses que le correspondería por ley o no, parece ser que tiene decidido dedicarle julio y agosto a su retoño e incorporarse con mando en plaza en septiembre.
En una jornada repleta de anécdotas, Zapatero protagonizó una de las mejores, cuando pasó por el patio del Congreso en compañía del Rey, y sorprendió a un grupo de diputados andaluces con un "¡Viva Cádiz!" que sonó alto y claro. Pero de Cádiz, Cádiz, la auténtica protagonista fue la nueva ministra de Igualdad, Bibiana Aído, que, en su entrada a la Cámara Baja, se enfrentó por primera vez con una avalancha de periodistas. Acorralada, una reportera le preguntó por las manifestaciones del Silvio Berlusconi sobre la presencia de las mujeres en el Ejecutivo de Zapatero, y ella respondió con una obviedad, que sonó a larga cambiada: "Las mujeres y los hombres están igual de preparados". Sin embargo, con su sonrisa y su cercanía comenzó a ganarse a la canalla que, en estos primeros días, ve que se enfrenta a los mismos problemas que tuvo que afrontar la primera ministra de la Vivienda del Gobierno de Zapatero, María Antonia Trujillo: buenas intenciones, pero pocos medios. Menos mal que el rey Juan Carlos, en el saludo institucional, se paró con ella y le ofreció afecto paternal. Con Santiago Carrillo, el monarca cambió de rol y echó también un ratito con él.
Pero lo de Magdalena era lo que tenía más miga. Diputados del PSC que el lunes asaltaban al primo andaluz del PSOE José Andrés Torres Mora por ser uno de los artífices de la continuidad de la malagueña, ayer estaban dispuestos a darle un achuchón a la ministra para, bueno, lanzar pelillos a la mar. La pela es la pela. Su secretario de Estado de Planificación y Relaciones Institucionales, Víctor Morlán, exhibía su cargo como una carga después de que, en el último minuto, se quedara en Fomento como número dos, con más buenas intenciones que presupuesto. Mal día para los aragoneses. La onubense Josefina Cruz Villalón se ha quedado con Infraestructuras y con el parné. Pero ya se sabe que la gente encaja mal no sólo con las ministras sino también con las secretarias de Estado, y algún cretino quiso quitarle méritos profesionales recordando la vía marital. En fin, así es este negociado de grandes obras y pequeñas miserias. Después de lo institucional, Álvare z y Aído, por cierto, debutaron en las distancias cortas en un bache (bar) cercano al Congreso y dieron una vuelta al ruedo, vitoreadas por la concurrencia. Estuvieron casi todos los socialistas andaluces de peso. Sólo faltó Francisco Reyes, el cachorro de Zarrías. Más de dos brindaron por Chaves, que ayer arrancó camino de su última investidura, de momento. Veremos a ver qué es lo que viene detrás.
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