"Algo va mal cuando el mar es más seguro que la tierra firme"

Sarah Griffith. Fundadora de la organización Bridge 2

Hace diez años, y en plena crisis personal, las imágenes del 'tsunami' de Tailandia impactaron a esta británica. Decidió ir a ayudar a Sri Lanka. Luego llegaron Filipinas, Haití y Nepal y ahora centra su atención en los refugiados sirios.

"Algo va mal cuando el mar es más seguro que la tierra firme"
"Algo va mal cuando el mar es más seguro que la tierra firme"
Cristina Díaz

11 de diciembre 2015 - 10:14

Hace diez años, y en plena crisis personal, las imágenes del tsunami de Tailandia impactaron a la británica Sarah Griffith (Guernsey, Channel Island, 1959), que decidió viajar a la isla de Sri Lanka, también afectada por la catástrofe. Luego llegaron Filipinas, Haití y Nepal. Ahora centra su atención en los refugiados sirios, labor por la que ha sido criticada, tachándola de "criminal". El príncipe Guillermo le entregó en 2013 la medalla de la Orden del Imperio Británico (MBE).

-Sri Lanka, Haití, Filipinas, Nepal. ¿Qué le llevó hace diez años a crear su propia ONG?

-El año 2004 fue horrible para mí. No me llevaba bien con mi jefe, mi marido me dejó, me operaron de la pierna y la intervención fue mal... Aquellas navidades, mis hijos estaban con su padre y yo estaba sola en casa lamentándome de mí misma cuando vi unas imágenes del tsunami que me impactaron: un helicóptero intentaba salvar a una persona que estaba encima de un autobús pero éste se hundió. En este momento me dije: "Qué haces llorando cuando hay gente que está sufriendo de verdad". Y decidí ir a Sri Lanka a ayudar.

-¿Fue sola?

-Sí. Al principio me uní a una ONG local pero no me gustó cómo trabajaba. Los niños pasaban hambre, no tenían agua y cuando pregunté por la opción de construir un orfanato me dijeron que no lo hiciera, que el Gobierno no me apoyaría. Volví semanas después con 10.000 libras que me prestó mi madre y compré arroz y agua, las cosas más básicas.

-Además de levantar orfanatos, Bridge 2 ha reconstruido decenas de casas en Sri Lanka.

-Exactamente 42. Un día le pedí a uno de los empleados del hotel en el que me alojaba que me enseñara su casa. Él se negó, le daba vergüenza, pero al final le convencí. Su casa era la única choza en una hilera de casas nuevas, había goteras y todo estaba mojado. Le pregunté a un arquitecto si podía restaurarla y me dijo que no, que era más fácil tirarla y empezar de cero. El arquitecto diseñó para mí unos planos nuevos, que son los mismos planos que he usado a lo largo de estos diez años para la construcción de 42 casas más.

-¿Quién lo financió?

-Lo pagué yo con mi tarjeta de crédito, pero cuando regresé a mi casa me entrevistaron en la radio, y en media hora ya lo había recuperado todo. Increíble.

-A diferencia de otras ONG, Bridge 2 continúa con su labor después de las catástrofes, cuando todos se van. ¿Qué proyectos hay en marcha?

-A Sri Lanka voy cuatro veces al año. Allí construimos dos orfanatos y 42 casas. Además, tenemos programas para ayudar a las personas a ser autosuficientes. En Haití hay otros dos orfanatos y un proyecto de depuración de agua. En Filipinas, continuamos con las donaciones de comida y la atención médica. Iré de nuevo en febrero. Y en Nepal, levantamos otro orfanato y tenemos un programa de apadrinamiento de niños.

-¿Qué es lo que más le ha llamado la atención de todas sus misiones?

-El sufrimiento de las personas.

-¿Ha pasado alguna vez miedo?

-A veces no hay tiempo para asustarse. Yo ya estaba en Nepal cuando se produjo el segundo terremoto. Nunca olvidaré el grito de la cocinera del hostal. Era un grito de terror, parecía un animal herido. Había vivido el primer terremoto y sabía qué significaba. Yo no podía mantener el equilibrio y cuando paró el terremoto grité: "Todos fuera". No había tiempo de asustarse, nos subimos en un todoterreno y corrimos hacia un lugar abierto.

-Su última experiencia ha sido en el campamento de refugiados de la ciudad francesa de Calais ¿Qué diferencias ha encontrado con respecto a otras misiones?

-Calais es totalmente distinto. Aquí hay personas de muchas culturas, no sabes qué puedes hacer y qué no. Me llama la atención, por ejemplo, que muchos hombres no dejan a las mujeres salir de las tiendas, están recluidas o apartadas, y eso dificulta nuestra labor.

-¿Qué opina la población británica de que miles de refugiados quieran entrar en su país?

-Hay opiniones muy diversas, la población está dividida. Pero sí existe una minoría radical que sólo quiere a gente blanca en su país. Con el tema de los refugiados sirios me han llegado a decir: "Déjalos en el mar y que se ahoguen".

-¿A qué se debe ese afán por cruzar el Canal de la Mancha?

-La gente está desesperada por alejarse de su país, tan desesperada que ven Inglaterra como La Meca. Algo va mal cuando el mar es más seguro que la tierra firme.

-Muchas ONG se quejan de la ayuda humanitaria que ofrece el Gobierno francés a este campamento. ¿Está de acuerdo?

-¿Qué ayuda? (ríe irónicamente). Es vergonzosa. En otros países hay unos estándares para los campamentos de refugiados y esto está tan lejos de esos estándares que el Gobierno francés ha sido denunciado a la corte judicial. Hay 21 grifos para 7.000 personas y el agua está contaminada. Los baños sólo los han limpiado una vez cuando vino de visita un parlamentario británico. Debería darles vergüenza.

-Los atentados de París le sorprendieron en Calais ¿Ha recibido alguna crítica por ayudar a los refugiados?

-Sí, tanto antes como después de los atentados a través de internet y por parte de algunos medios. Algunas muy duras, llamándome criminal porque ayudo a criminales. Y que blanqueo dinero. Me parece mal que las personas hagan juicios a la ligera sin conocer la realidad. Son personas con diferentes credos y pasado pero todos somos humanos.

-Usted es la imagen de su fundación y estos comentarios negativos podrían afectar a las donaciones. ¿Se arrepiente de haber ido a Calais?

-Ahora que he pasado tiempo aquí estoy convencida de que he hecho bien en venir y que las personas que hablan mal de mí y de la misión se equivocan. El hecho de que 20 personas hayan venido conmigo de forma voluntaria respalda mi idea de que estoy haciendo lo correcto.

-¿Cree que habrá represalias contra los refugiados después de los atentados de París?

-Creo que van a recibir un trato más duro. He visto con mis ojos a la Policía ejercer una fuerza excesiva contra algunos voluntarios y he escuchado historias de refugiados que han sufrido brutalidades.

-¿Ya ha pensado en su próximo destino?

-Posiblemente Calais en Navidad o quizás Lesbos, aún no lo sé. Tengo que pensarlo, tengo muchos frentes abiertos.

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