Guerra y Felipe González atribuyen a Rubalcaba el mérito del final de ETA
Ambos insinúan que el PP habría intentado retrasar el comunicado de la banda. El PSOE reúne a 30.000 personas en Dos Hermanas en un mitin que levanta el ánimo de los socialistas. Los dos viejos líderes se reúnen por primera vez desde 1996 y se intercambian guiños y elogios.
DURANTE toda la precampaña, el candidato socialista, Alfredo Pérez Rubalcaba, ha procurado que el final de ETA no entrase en el coso de la arena partidista, convencido de que ésta es una "razón de Estado". Es posible, incluso, que esta suerte de sordina forme parte de un acuerdo con Mariano Rajoy, que contuvo al ala más dura de su partido cuando ETA anunció el pasado 20 de octubre el final definitivo de la violencia. Pero, ayer, y al calor del mitin de Dos Hermanas, donde el PSOE andaluz logró llenar con 30.000 personas el velódromo municipal, donde Alfonso Guerra y Felipe González levantaron una y otra vez a la militancia de sus asientos, el dique de contención se rompió.
Ambos, Guerra y González, distanciados desde hace décadas y nunca vistos juntos en un mitin desde 1996, atribuyeron a Rubalcaba el final de ETA. Sin tapujos. Y es más: los dos dieron a entender que al PP le hubiese gustado que el comunicado se retrasase. "Ay, si hubieran podido retrasar el anuncio un poquito", dijo el ex presidente González, para preguntarse después de una intencionada pausa: "¿Y si lo hubieran intentado?". Ahí quedó eso.
Más claro fue Alfonso Guerra, que señaló al ex ministro del Interior como el determinante en el proceso que ha concluido con la retirada de ETA de la violencia. "Estoy feliz, llevamos 43 años esperando esta noticia (...), y lo ha hecho un Gobierno socialista. A la derecha le hubiese gustado que le hubiera tocado, pero no le ha tocado. Éste de aquí, Alfredo, ha derrotado a ETA; ya sé que es incorrecto decirlo, ya lo sé, pero amarga es la verdad y hay que echarla de la boca. Es verdad, ha sido entre todos, sí, pero este tío -aseguró en referencia a Rajoy- fue el mismo que le dijo al presidente que habíamos traicionado a los muertos".
Si el PSOE andaluz buscaba una demostración de fuerza, un intento de levantar a la militancia después del mazazo de las encuestas del CIS y de la debacle de las elecciones municipales, ayer lo consiguió en la población sevillana. Hubo momentos, en especial durante la intervención de Alfonso Guerra - el mejor actor que nunca han tenido los socialistas-, que el sabor amargo de las encuestas se olvido y devino en una suerte de éxtasis. Les dio a todos: a los banqueros, a los obispos, a los guerrilleros de Cristo y a Rajoy: "Por él, suprimiría las elecciones del 20-N, pero para dormir la siesta". Y, después, tras Guerra, Felipe González, así que cuando le tocó el turno a Rubalcaba, con su estilo didáctico, de profesor, de pequeños espacios, de invitaciones a la reflexión, hubo de reconocer lo siguiente: "En un mitin en Granada, después de hablar Felipe, dije que era como cantar después de Camarón, hoy es como cantar después de los Beatles". El PSOE tiró de sus clásicos para levantar el ánimo, es verdad que, como afirmó el candidato socialista, son veteranos, pero su oficio lo saben ejercer bastante bien. Además del trío, intervino el presidente de la Junta, José Antonio Griñán, y la secretaria de Organización del PSOE, Susana Díaz, aunque el ex presidente Manuel Chaves se quedó bajo el estrado. Eso sí, al menos, González y Rubalcaba citaron a "Manolo", ausente en los discursos de Guerra y de Griñán.
Rubalcaba centró su discurso en situar al PSOE como el defensor del Estado de bienestar, en lo que ya se ha convertido en una de sus ideas fuerzas de la campaña, y González, Guerra y Griñán anduvieron también alrededor de esta idea. Fue González, especialmente, revelador cuando acusó a Rajoy de intentar desmontarlo desde las comunidades autónomas donde el PP gobierna. "Cuando llegamos -se refirió González a su victoria en 1982-, teníamos una renta por habitantes de 4.500 dólares y mal repartidos, y entonces creamos el sistema universal de salud y el de la educación pública y gratuita. Y ahora con 32.000 dólares de renta, y mejor repartidos, hay que recortar. ¿Con 32.000 dólares?". En toda su intervención, el ex presidente fue muy crítico con la hoja de ruta marcada por la Unión Europea: "La obsesión por la deuda está matando la economía, y si no hay crecimiento, no se pagará la deuda".
Tanto González como Guerra apelaron a la necesidad de creer en la difícil victoria del próximo 20 de noviembre, difícil porque lo aseguran las encuestas y porque el propio Rubalcaba así lo expresó, -"estamos en una campaña difícil", mantuvo-, pero fueron sus dos teloneros quienes dieron a la militancia socialista lo que, en estos momentos, querían oír: ánimo. Y algún chascarrillo, como cuando Guerra aseguró que Ana Mato pensaba que los andaluces aún firmaban con los dedos, que los niños andaluces estaban tirados por los suelos y que no tenían pupitre. "En un pupitre la metía yo a esta señorita". Alfonso Guerra en estado puro.
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